lunes, 15 de diciembre de 2008

Pensar con el martillo (Un comentario nietzscheano)

Es curioso contemplar como el mundo verdadero se acaba convirtiendo en una fábula, y esto no es la historia de un error, sino de un horror.

1. Es el mundo de las Venus, un mundo real en donde mujeres y hombres tienen el mismo valor desde su autonomía, y lo mismo sucede, pues, con la madre y el padre; la recolectora y el cazador; con lo femenino y lo masculino.
Es la época del génesis, donde no hay héroe cultural que funde el origen de la sociedad, las vaginas todavía no tienen dientes susceptibles de ser arrancados, no existe error que se transforme en horror, y la izquierda y la derecha no tienen cartas de identidad.
¿Se dan cuenta de la sabiduría ancestral de aquellas mujeres que hoy en día te hablan de la izquierda mientras te señalan hacia la derecha?

2. Pero la Venus deja paso al Chamán: es asesinada (lo dicen los Ona de Tierra del Fuego). La mujer se vuelve esposa y madre, y su mera condición de persona queda reducida a la de su marido y sus hijos. A partir de ahora ya no es autónoma, sino que sólo puede interpretarse a sí misma, emocional y racionalmente, desde la masculinidad. Las bandas se transforman en aldeas. Las condiciones ecológicas cambian. Las comunidades humanas aumentan de tamaño. ¡El individuo debe ser controlado! Se necesita un segundo nacimiento que aleje a los hombres de sus madres y los introduzca en un mundo de exclusividad masculina. ¡Nacen los Club! (Y los puti-club, la trata de blancas,…).
El silbido de los churinga se hace cada vez más fuerte.

3. El chamán se hace sacerdote y la aldea se hace Estado. La mujer introduce el pecado, que es originario y fundacional de un mundo complementario, de una realidad en la que el dominio exige sumisión: derecha vs. izquierda; masculino vs. femenino; padre vs. madre; orden vs. caos; condenación vs. salvación… La menstruación contamina la sociedad y la mujer debe ser apartada para que no contamine al hombre (¡Bendito sea Dios (…) que no me ha hecho nacer mujer!)…
¡Blasfemia! (crimen laesae maiestatis divinae) azote de las brujas, del cuerpo de la mujer, de su persona.
El martillo va haciendo estragos a lo ancho del mundo y a lo largo del tiempo. Es un martillo pilón que sincrónica y diacrónicamente pulveriza a la mujer: Eva, Eloísa, Meave, Nisa, Abuk, Izanami, Pandora, Isolda, Amanda,…
No hace(mos) prisioneras. Tenemos miedo.

4. Y la historia, si se quiere con mayúscula para mayor vergüenza, sigue su curso dibujando escenarios atroces y destructivos… Ya sea como oikos (techo/masculino) que cubre la eschara (hogar central/femenino); ya sea como matrimonios en nuera o en yerno como representación de los sistemas de relación entre las familias constituyentes del mundo griego. Ya se presenten como matronas cuya identidad comienza y acaba en la familia (la suya propia, por supuesto) dejando al paterfamilia el camino libre para la constitución de la res pública. Ya sea como síntesis de la madre Eva, la Virgen Madre y la mujer Magdala, el trilema cristiano que silencia lo femenino. Ya sea agarrada al arado o al hilado, a la taberna o al comercio, a la enseñanza o al parto, la mujer sólo es como hija, como madre y como esposa.
Y en esta constante cosmológica (buen orden), más allá de sociedades y culturas concretas, encontramos el mismo patrón, la misma estructura: el velo, que todo lo cubre, asirio, judío, islámico y cristiano:
“EL SÍMBOLO DE SU DEPENDENCIA” Y SUMISIÓN, reza la Epístola a los Corintios.

5. El mundo se hace moderno, diríamos: contemporáneo. La mujer es igual al hombre. Todo una cuestión de @s y tantos por cientos…
¡Ah! Si llegamos a saberlo antes… Cuánto sufrimiento les hubiésemos ahorrado. Pero bueno, no hay mal que por bien no venga… Ya estamos en el buen camino ¿Verdad? Es todo una cuestión de igualdad. ((Poniéndose el dedo índice en perpendicular con respecto a los labios) Sssh. ¿Y la autonomía?).

Por cierto,las agresiones domésticas, por ejemplo, han aumentado en España: los feminicidios domésticos un 2,86 % entre el 2003 y el 2007. Además,en los tres primeros trimestres de 2007 se produjeron 15.576 sentencias condenatorias contra agresores, y detrás de cada una de ellas hay una víctima (80.000 en los últimos tres años).
Finalmente, son ya 63 las muertas en España durante 2008 y todavía queda medio mes…
(Se oye un suspiro y una voz hastiada dice: “Cuanto tiempo caminando para avanzar tan poco”).

miércoles, 29 de octubre de 2008

Programa Educativo para la prevención de la violencia de pareja

Ayer leí que el Instituto de la Mujer junto a la Consejería de Educación van a poner en marcha un programa de prevención de la violencia doméstica en los IES.
Me sorprendió mucho, ya que llevo dos años trabajando en un programa efectivo y aplicable (Que toma como punto de partida una investigación de más de cinco años con alumnos de los IES de Murcia): ya lo he diseñado, ya lo he puesto en práctica y lo están probando otros profesores (Llano de Brujas, Saavedra Fajardo, Las Torres de Cotillas y Torre Pacheco), y aunque se lo propuse al Instituto de la Mujer, no me han hecho caso.
Quiero señalar una cuestión muy importante, para que esto no sea, una vez más, puro afan de publicitarse, o un derroche de recursos económicos sin un fruto efectivo, hay que tener en cuenta que el programa tiene que ser (repito): efectivo y aplicable. Y por el conocimiento que tengo de este progrma, no es ni una cosa ni la otra.
Por decirlo claramente, este programa es puro artificio.
Metodológicamente es inaplicable, lo que lo debería descartar de antemano.
¿Saben ustedes los que es un Instituto de Enseñanza Secundaria? Por muy profesor de Universidad que se sea, no tiene ni idea de cómo funciona un IES, ni de qué son las programaciones, ni la temporalización, ni la actividad en el aula, ni… Y lo peor de todo es que la Consejería de Educación lo avala. Debe ser que allí tampoco tienen ni idea.
Nos habla el programa de 12 sesiones más dos de test. Lo que establece un mínimo de 14, que utilizando vídeos, por ejemplo, puede prolongar el programa hasta 16 sesiones, que coincidiendo en el tiempo con exámenes, recuperaciones, actividades extraescolares, fiestas, etc., nos llevaría a 20 sesiones (1 por semana igual a 20 semanas).
¿En qué asignatura se va a impartir? Como si lo estuviera viendo.
Este programa va a ir dedicado a 4º de la ESO y desde ahí va a ser asignada a la Ética. ¿Saben ustedes que esta asignatura sólo tiene una hora semanal? Este programa absorbería un mínimo de dos tercios de la programación, y el tema ocupa en los contenidos una sexta parte tan sólo.
Imposible.
Además, al disponer de una hora a la semana es imposible que se desarrolle en un trimestre (2º trimestre en concreto), para lo que está programado, Si contamos las semanas, y descontamos las vacaciones y los festivos, el programa se prolongaría hasta mayo, como mínimo (5 meses).
Y lo mismo ocurriría con las Tutorías.
En cuanto a los objetivos y contenidos del programa: ¿Cree de verdad que se puede entrenar a chicas y chicos en habilidades que les permitan identificar futuras relaciones violentas? ¿Cree sinceramente que los chicos y las chicas no saben identificarlos (por sí mismas y sí mismos)? ¿Cree que modificar modos-de-ser y sentirse es lo mismo que modificar conductas? ¿Cree que el aprendizaje y el aprehendizaje siguen los mismos patrones? ¿De verdad cree que es tan sencillo?
Llevo varios años trabajando con alumnas (¿o tocaba –os? Vaya no lo recuerdo), incluso con la chica cuyo ejemplo he puesto al principio. Varios años (investigando) en los que han leído historias, visto documentales, películas, power-point. Han discutido, peleado, contestado, argumentado, etc. Y después de muchos años de investigación estoy en condiciones de poder afirmar que, por desgracia, la cuestión no se puede reducir a un “taller de literatura”: 12 a 20 sesiones para ¿combatir el maltrato?; para que los alumnos generen ¿autoconceptos?; para que conozcan ¿los valores de uno mismo? y su cuerpo con ¿las intuiciones?; para que las chicas ¿sepan no implicarse? (Extraídas del propio programa).
Las alumnas y los alumnos saben reconocer en su inmensa mayoría las actitudes machistas y violentas. Pero siguen generando relaciones complementarias (dominio/sumisión), como si les afectase de alguna manera el síndrome de trauma crónico, como si se viesen arrastrados a un sistema de relaciones que les trasciende como individuos. Y este programa no incide en el sistema de relaciones, sino que cayendo en todos los errores que llevo años denunciando (Entre otras cosas el Instituto de la Mujer me concedió el premio al Murciano del Año por esta razón), sigue considerando el maltrato desde una perspectiva reduccionista del yo y sus conductas.
Si queremos prevenir la violencia doméstica tenemos que pasar por programas de intervención cultural (Marta Torres Falcó, Judith Herman, Leonor E.A. Walker, etc. Grandísimas especialistas en la materia). Y repito, este programa no lo es. Se centra en el individuo, en el yo, y no en la cultura, no en los contenidos que conforman los sistemas de relaciones entre individuos. Se centra en María y Juan pero no en el tipo de relación que se da entre mujeres y hombres y que abarca las dimensiones privada y pública y está presente en todos los ámbitos de realidad: religión, economía, política, familia,…
Cuando se interviene en Educación se debe intervenir, precisamente, en todas estas dimensiones, y esta intervención, que es siempre a largo plazo, debe incidir en modificar las condiciones de existencia de la mujer, la conformación complementaria (sumisión) de su condición femenina con respecto a la masculina (dominio): trabajos precarios a tiempo parcial, menos salarios por mismo trabajo, dobles jornadas laborales (fuera y dentro el hogar), distribución equitativa de cuotas de poder en todos los estamentos, posesión de su propio cuerpo, etc.
La agresión (física y/o emocional), es la punta del Iceberg. Trágico, sin duda, pero es el efecto no la causa; el síntoma no la enfermedad…
Y este programa está diseñado, en sus objetivos y contenidos, par los efectos de la violencia doméstica y no para sus causas.

domingo, 28 de septiembre de 2008

La tortura que no cesa

Al volver de vacaciones este verano, me he encontrado con un e-mail en el que una chica pedía mi consejo para poder ayudar a una amiga, de 17 años, que era maltratada por su novio: le prohibió que hablase con otros chicos, que saliese sin él, que utilizase el messenger, le borró todos los contactos del móvil, se peleaba con ella si se ponía falda,.. Como es normal, él la responsabilizaba a ella de toda la situación.
Las peleas, las discusiones, las acusaciones y las prohibiciones llegaron a su punto álgido a los cuatro meses, y ante la amenaza de dejarlo, él hizo alguna concesión, lo que provocó que ella continuara con esa relación.
La intensidad de las peleas crecieron, y su hostilidad hacia ella aumentó día a día: “Eres una puta”, “¡Ojalá te mueras!, la amenaza diciendo que se va a matar por su culpa,… Y entre un estallido y otro: “Yo es que te quiero mucho…”, “No voy a volver a hacer eso…”, “Estoy muy triste…”, etc.
Cierto día ella le dice que lo deja porque “lo han visto con otra…” y entonces, como era de esperar, él le pegó por primera vez.
La respuesta de ella fue “definitiva”: lo dejó… y… >(“lo siento muchísimo…”, “No sé cómo pude”, “Estoy muy arrepentido…” “Antes de tocarte me corto las manos…”) han vuelto a estar juntos.
Cuando su amiga le preguntó por qué había vuelto con él, ella le contestó que “él ha cambiado”, que “era el mejor mes de su vida”, que “eran malos prontos que él tenía” y que “él la quiere” y que “nunca volverá a maltratarla”…

* * *
Son 17 años... ¿Qué vida le espera?

“Siempre he vivido el mundo de él…”
Todo maltratador es un torturador que persigue el dominio racional y emocional de su víctima. Este dominio sólo es posible si destruye su autonomía, y esta destrucción se alcanza cuando el maltratador consigue aislar a su víctima de sí misma y de los demás.
Pero ¡ojo!, este dominio no es completo si la víctima no manifiesta una sumisión consentida, e incluso deseada. Lo que provoca que el fenómeno del maltrato sea de larga duración.
¿Cómo es posible que esto suceda?

“Tú aguanta, tú aguanta. Todas las mujeres tenemos una cruz que llevar…”
A lo largo de nuestros primeros años de existencia todos aprendemos a comunicarnos con los demás mediante la interacción con nuestros padres, hermanos, amigos, profesores, etc. Además de adquirir estructuras comunicacionales que nos permiten discriminar contextos, y establecer relaciones significativas con los demás, aprehendemos una serie de valores que configuran emocional y cognitivamente nuestro universo significativo.
Es decir, los individuos no nacemos en un espacio vacío, sino en el seno de una cultura que nos proporciona todos los elementos estructurales a partir de los cuales nos convertimos en individuos socialmente hábiles. El punto de vista que estamos estableciendo aquí es muy sencillo: los seres humanos interactuamos en el mundo teniendo como horizonte interpretativo una “visión” de lo que es y/o debe ser la realidad. De lo que son y deben ser nuestras relaciones con los demás, etc. Lo que hace que nuestros modos de actuar en el mundo no sean independientes de nuestros modos de pensarlo y valorarlo, Pero estos modos tienen que ver más con las emociones (imágenes) que con las “razones”. Al final, con este complejo mecanismo, dotamos de significado no sólo al mundo en el que voy a actuar, sino a la totalidad de las relaciones que vamos a establecer en él (y que espero que él vaya a establecer conmigo), de tal modo que las estructuras comunicacionales se articulan como modos connaturales de significar nuestras relaciones.
El ejemplo de todo esto se pone de manifiesto en lo que llamo síndrome del Clan y Síndrome de Eloísa (véase mi libro La soledad de Mae. Una investigación antropológica de la violencia doméstica), un conjunto de síntomas que determinan la conducta significativa de las mujeres en interacción con los hombres, desde una perspectiva doble: por un lado desde el sistema de valores que representa la feminidad en relación con la masculinidad, en el contexto de la familia, esto es: la mujer como esposa y como madre y, desde otro lado, desde el sistema de valores que representan ese oscuro y luminoso sentimiento que llamamos amor. Por supuesto ambos sistemas de valores son interdependientes.
Además, todo este contexto cultural no es independiente de nuestra propia naturaleza: fisiológica y evolutiva, que tiende a conformar relaciones de dependencia bioquímica e instintiva.

“Quería seguir con él, porque quitando los palos, que ya era una cosa gorda, en lo demás no era mala persona… Quería ser una familia normal”
Nuestro sistema de relaciones, por tanto, hunde sus raíces en lo más profundo de nuestro ser biológico y cultural y es en este contexto desde donde el maltratador opera para someter a su víctima a un proceso de dominación.
El proceso se puede expresar a través de un esquema de dominación psicológica (Véase, Herman "Cautivas" en Cárcel de amor, 2005, o Leonore Walker, 1979) en el que la víctima es sometida a un contexto emocional patógeno: temor (a que la mate)/gratitud (porque le perdona la vida); degradación (porque controla su cuerpo)/exaltación (porque atenúa dicho control) y violación axiológica (porque obliga a la víctima a traicionar todo su sistema de valores).
Pero este esquema no es exclusivo del maltrato doméstico, sino que es el mismo que utilizan los secuestradores políticos, las redes de prostitución, las sectas y, como no, los maltratadores domésticos.
Ahora bien, en la violencia doméstica la víctima no es hecha prisionera a través de la violencia, sino mediante el amor (un fenómeno biológico/cultural), y no es mantenida en prisión mediante cadenas y rejas, sino mediante los valores culturales de la familia.
Como el sistema complementario (dominio/sumisión) bajo el que se organizan nuestras relaciones domésticas, centra emocionalmente a la víctima entorno a las funciones que les son propias en ese sistema de relaciones (esposa/madre), el maltratador centra su persuasión en los valores que sustentan estas relaciones hasta que consigue que para la víctima la unidad básica de supervivencia emocional y cognitiva, sea ella y su maltratador. Y desde aquí, la relación doméstica se vuelve patógena.
En efecto, en toda la relación con el maltratador, la víctima está sometida siempre a un contexto triple de interpretación que tiene que conjugar: el de lo que espera y desea de su relación amorosa (el amor no puede ser violencia); el de lo que se le exige de su condición de madre y de esposa (la familia es su esfera de responsabilidad) y el de la conducta de dominación del maltratador (que no es deseada pero sí esperable).
En esta situación intracontextual, una paliza no es significada como una conducta agresiva, inmoral y delictiva que imposibilita una relación; sino como una conducta “excepcional” motivada por causas ajenas a la propia relación (enfermedad, drogas, exceso de amor…) y que puede ser corregida a través del cariño, la comunicación, etc.
Con el paso del tiempo, esta conducta es normalizada por la víctima (ve la relación a través de los ojos de él), produciendo un sistema morboso de relaciones, tanto desde una perspectiva física como moral, en el que ésta pierde su autonomía (“Siempre he vivido en el mundo de él…”); y configura sus experiencias vitales, incluidas las de sufrimiento, a través de las pautas que marca su agresor (“Pero yo siempre tenía la esperanza de que cambiara… Desde la puerta del juzgado 2 ó 3 veces: “Por favor, no me dejes…”. Y he vuelto”).Llegados a este punto, la dominación completa se ha producido y la víctima se abandona a sí misma…, (“Un domingo, en la playa, me dio una paliza enorme. Salí como pude de la casa y vi unos policías…, pero no pude denunciarlo”).


¿Cuándo vamos a empezar a tomarnos el asunto en serio y crear modelos efectivos de PREVENCIÓN?...


domingo, 15 de junio de 2008

A propósito de "miembras" y programas educativos

Una caso verídico:
“Hace unos meses, una alumna de bachillerato se echaba a llorar porque no podía aprobar el curso (nunca antes había suspendido). Al terminar la clase, me reuní con ella para conocer cuál era el problema, y entre sollozos me dijo que no podía estudiar porque sólo quería estar con su novio. Que cuando no estaban juntos, lo echaba de menos y sólo podía pensar en él…” Imagínense el resto.
Demasiada endorfina operando en el organismo, demasiada dopamina circulando por el riego sanguíneo, demasiados modelos mitológicos colgando del deseo, demasiados intereses lastrando nuestras conductas…
En pleno S XXI qué poco sabemos de nosotros como individuos y como comunidad. Y mientras el estado de la cuestión continúa así, en el mismo punto que hace milenios, nos ponemos a discutir cuestiones baldías acerca de “miembras” y miembros.
¿Se han preguntado alguna vez por qué las personas que disimulan con el lenguaje comienzan siempre con el término masculino? ¿No deberíamos, además, centrarnos en los porcentajes? Lo justo sería que a cada sexo le correspondería un 50% de inicio en toda enumeración genérica.
Seamos serios, por favor.
Les puedo asegurar que a mi alumna poco le importaba si ella era “miembra” o si su novio era miembro… Simplemente estaba dispuesta a dejar de ser sí-misma, por ser para-él. Y por desgracia esta situación es bastante cotidiana entre nosotros: en colegios, institutos, universidades, mercados, gimnasios… En definitiva, a ras de suelo y no a vuelo de Real Academia.
Ya dije en un artículo anterior que le daba un voto de confianza al nuevo Ministerio, y quiero mantenerlo, aunque debo decirle a la ministra (con toda humildad), que el problema de la violencia doméstica (que no es simplemente el de las agresiones conyugales, sino el del dominio de los valores masculinos) es ESTRUCTURAL y, por lo tanto, necesita de medidas del mismo nivel que ayuden a solucionarlo, o al menos paliarlo.
Por mucho que usted lo desee, lo cual le honra, no va a poder solucionar los problemas de ser mujer en el mundo de un día para otro: es una cuestión de generaciones, pero lo que no debe hacer es desviarlo a cuestiones marginales.
Si es necesario cambie de asesores, pero no convierta el problema de la igualdad en un circo, porque en estas pistas las atracciones son siempre fatales. Hay que tener paciencia y saber muy bien qué se quiere hacer y por qué.
Y valgan, de paso, estas mismas palabras para la Directora del Instituto de la Mujer de la Región de Murcia, a propósito del Programa Educativo para la prevención de la violencia de pareja.
¿Cree de verdad que se puede entrenar a chicas y chicos en habilidades que les permitan identificar futuras relaciones violentas? ¿Cree sinceramente que los chicos y las chicas no saben identificarlos (por sí mismas y sí mismos)? ¿Cree que modificar modos-de-ser y sentirse es lo mismo que modificar conductas? ¿Cree que el aprendizaje y el aprehendizaje siguen los mismos patrones? ¿De verdad cree que es tan sencillo?
Llevo varios años trabajando con alumnas (¿o tocaba –os? Vaya no lo recuerdo), incluso con la chica cuyo ejemplo he puesto al principio. Varios años (investigando) en los que han leído historias, visto documentales, películas, power-point. Han discutido, peleado, contestado, argumentado, etc. Y después de muchos años de investigación estoy en condiciones de poder afirmar que, por desgracia, la cuestión no se puede reducir a un “taller de literatura”.
Este programa que ustedes presentan es puro artificio: 12 sesiones para ¿combatir el maltrato?; para que los alumnos generen ¿autoconceptos?; para que conozcan ¿los valores de uno mismo? y su cuerpo con ¿las intuiciones?; para que las chicas ¿sepan no implicarse?
Quizás sirva para justificar algún tipo de gestión política, pero lo que evidencia es que no tienen ni idea de lo que están hablando.
Como ya le informé a usted (¿Recuerda que le propuse un programa de intervención a gran escala y dijo que ya me llamaría? Todavía estoy esperando), intervenir en Educación, si se quiere hacer con seriedad y rigor, sólo es posible a través de programas de aplicación estructural, que exigen la transformación de los currículos concretos de las asignaturas, para que la cuestión de la violencia doméstica y de la situación de la mujer en la sociedad tenga una autonomía propia y no sea un asunto de transversalidad ni de talleres colaterales. Asimismo, se necesitan modelos de intervención para tratar la cuestión en las tutorías de la ESO y a través de las APAS.
Precisamente todo lo que le propuse hacer sin obtener respuesta por su parte.
Les guste o no, y esto va para las dos, la lucha por la igualdad no pasa por publicitarse a sí mismas, sino por desarticular y combatir las estructuras complementarias (dominio/sumisión), sobre las que se configuran nuestros modos de sentirnos y pensarnos en el interior de las relaciones domésticas (familiares).
Es así de largo y así de complicado. Una ardua tarea en la que se deben implicar todas las instituciones en una labor conjunta y constante.
Si están por la labor, colaboren, organicen, dirijan…Si no, no estorben por favor.

lunes, 28 de abril de 2008

Ministerio de Igualdad

Tras la formación del nuevo gobierno, hay dos ministerios que están trayendo cola: el de Defensa y el de Igualdad. Los motivos parecen distintos, aunque en el fondo sean los mismos.
No voy a entrar a hacer ningún comentario acerca de los episodios intestinales de individuos de la calaña de Berlusconi, obispos italianos, “copes” y similares. Ni quiero, ni debo, ni me apetece, ni se lo merecen. Queda zanjada, pues, la cuestión.
Ahora bien, si deseo hacer algún comentario acerca del Ministerio de Igualdad, y no sobre su titular, a la que no conozco ni como persona ni como política, aunque imagino que será muy competente, dado su nombramiento.
En general, estoy escuchando opiniones desfavorables de la gente, motivadas por un desconocimiento muy grande del problema, pero aún así permanece en mí la sensación de que quizás las funciones se podrían haber desarrollado desde la vicepresidencia. Ahora bien, reconozco mi ignorancia respecto a sus funciones y, por tanto, voy a tomar como punto de partida el hecho de que la vicepresidencia no podría hacerse cargo de un problema de tan grandes dimensiones.
Así pues, voy a intentar contestar desde aquí a todos los escépticos.
¿Hay una necesidad real para la creación de un Ministerio de Igualdad, o responde, más bien, a medidas propagandísticas?
Desconozco cuál es la intención del presidente Zapatero y de sus asesores. El tiempo lo dirá y como siempre pondrá a cada uno en su sitio, aunque sea éste un absurdo consuelo en el que se aglutinan las oportunidades perdidas.
Mi opinión personal y autorizada, si se me permite el exceso, ya que llevo muchos años investigando la violencia de género, es que este Ministerio SÍ es necesario. Muy necesario ética, política, filosófica y socialmente.
Pero para ver esta necesidad hay que reconocer previamente que la violencia de género es un problema real que existe en una sociedad complementaria (domino/sumisión), en la que las mujeres son y están en dependencia de lo masculino: como personas, esposas y madres.
Y precisamente, este reconocimiento es el primer gran obstáculo que debe vencer el nuevo Ministerio. Nada fácil, por cierto, ya que tiene los datos en contra: sólo el 2,6% de la población mayor de 18 años, reconoce que la violencia doméstica es un problema grave en España; y apenas un 0,32% considera que la mujer tenga problemas en la sociedad actual. Pero estos datos, que no aparecen en el preámbulo de ningún proyecto o análisis, de la situación de la mujer en la sociedad española (han sido extraídos por mí a partir de las encuestas de población realizadas por el CIS desde 2001 hasta 2007), son tan “elevados” porque incluyen las opiniones de las mujeres, que si vemos los relativos exclusivamente a los hombres: la otra parte del problema, que siempre se nos olvida, la situación es para echarnos a llorar: por lo menos algunos, porque a la inmensa mayoría les trae sin cuidado.
Dado este punto de partida, y dado que va a ser mirada con lupa, es muy importante que la ministra tenga muy claro cuándo, cómo, dónde y por qué. Ya que en este gravísimo problema, que apunta en última instancia a las más profundas estructuras de la condición femenina, están involucrados valores económicos, religiosos, morales, jurídicos y políticos. Por esta razón, el nuevo Ministerio tiene que servir de aglutinante, guía y contexto para otros ministerios e instituciones: Economía, Trabajo y Asuntos Sociales, Educación, Justicia, Sindicatos, Patronal, medios de comunicación…, a los que hay que dirigir con respecto a la cuestión femenina, y de los que hay que reclamar una acción conjunta a corto, medio y largo plazo.
Para llevar a cabo esta ingente tarea, los objetivos del Ministerio de Igualdad tienen que ser muy claros y concisos, debiendo abarcar desde la más inmediata intervención, para proteger a las víctimas y rehabilitar a víctimas y agresores (si es posible), hasta el desarrollo de valores sociales en los que se defienda la autonomía de la condición femenina con respecto a la masculina. Y todo esto con el objetivo final (por muy utópico que resulte), de construir una sociedad en la que las relaciones entre mujeres y hombres sean de reciprocidad.
Los pasos a seguir (es una sugerencia fruto de 6 años de investigaciones antropológicas):
- Desmontar la condición complementaria del matrimonio y acentuar la unidad doméstica como sistema de relaciones sociales.
- Manifestar la relación intrínseca existente entre los modelos complementarios de familia y la situación de la mujer en la sociedad.
- Mostrar que la violencia de género es un fenómeno cultural y universal que conlleva maltrato psicológico, económico y sexual, y que el feminicidio es su manifestación externa.
- Incorporar la condición femenina como contenido específico en los currículos de la Enseñanza Secundaria.
- Generar estrategias que incidan sobre los hombres como parte del problema y de la solución.
- Desarrollar campañas permanentes e inteligentes para elevar la conciencia de los individuos.
- Proporcionar unas bases a los especialistas, para la asistencia social integrada de víctimas y agresores.
- Dotar a víctimas y agresores de los contenidos necesarios para realizar terapias integrales y efectivas de recuperación.
- Ofrecer al sistema jurídico los fundamentos necesarios para que las sentencias expresen una concepción integrada de la violencia doméstica.
A partir de este momento –invito a la utopía-, todos debemos intentar colaborar con nuestras opiniones y actitudes, para hacer posible un mundo sin violencia de género. Y yo desde aquí estoy dispuesto a seguir trabajando en ello.
Buena suerte, Sra. Ministra.

viernes, 21 de marzo de 2008

La cuestión femenina (Premios 8 de marzo)

Permítanme que les escriba el discurso que iba a leer con motivo de la concesión del premio al “Hombre Murciano del año que ha destacado por su trabajo a favor de la igualdad entre mujeres y hombres” otorgado por el Instituto de la Mujer.
Un discurso que iba a leer el día 8 de marzo en el Auditorio cuando me diesen el premio, pero que no voy a poder leer el día 17 en el Palacio de San Esteban, por cuestiones de protocolo (Ya no hay nada que ganar).
“Quiero aprovechar este lugar público de privilegio en el que me encuentro hoy, para darle las gracias a todas aquellas personas como Charo de CCOO, Pepa de UGT y Alicia del STERM, y a todas las asociaciones anónimas que, más allá de las fechas señaladas en nuestro calendario, trabajan todos los días del año en favor de la autonomía de las mujeres y en la defensa de sus Derechos a la paz, a la seguridad, a la integridad, al desarrollo y a la dignidad.
Quiero deciros a todas y a todos que hoy, como ayer y como mañana, es un día que debe ser señalado en el calendario con letras rojas. Es importante. Es necesario. Es una deuda que todos tenemos con ELLAS. Las que no están. Las que aun estando no sabemos hasta cuando estarán.
Hoy, día 25, 8 ó 17 de marzo, la memoria de nuestras muertas, que todavía no es memoria histórica, y esperemos que jamás deba ser exigido dicho reconocimiento, nos lo pide como pago de un silencio que se ha construido a través del sufrimiento continuo de muchas mujeres que han visto y siguen viendo conculcados todos sus derechos fundamentales, por el simple hecho de ser lo que son: MUJERES.
Despertamos con una noticia: “El suicidio es la principal causa de muerte entre las mujeres de 30 a 34 años”, que pasa inadvertida en el frenesí de la inmediatez de la política contemporánea. Esa mala política que se acaba en el ejercicio de su propia manifestación y que, por tanto, no entiende de derechos fundamentales ni de proyectos a largo plazo.
Pero no culpemos sólo a nuestros políticos, por infames que estos nos puedan parecer, pues al fin y al cabo no son otra cosa que nuestro propio reflejo hecho público. No son otra cosa que nosotros mismos con poder.
El estudio continúa y afirma que la causa del suicidio radica en la depresión que produce el hecho de intentar vivir la feminidad en un mundo de exigencias masculinas.
Finalmente se cierra la noticia constatando, que una de cada tres mujeres (de un total de 1600) pide ayuda al médico por ser víctima de violencia doméstica.
Y seguimos mirando hacia otro lado, como si no fuese con nosotros, ignorando el silencio trágico que rodea a todas las víctimas de maltrato, cuya presencia se manifiesta a través de titulares necrológicos en las noticias, frías estadísticas anuales y efímeros proyectos políticos que sólo aparecen en período electoral: ¡Una mujer, un voto! ¿Cuántos votos vale una mujer víctima de violencia de género?
Por desgracia nada de esto me es ajeno. Son ya 16 años estudiando el fenómeno de la violencia doméstica, y todo lo que está ocurriendo era previsible y por desgracia irá a peor.
Las mujeres siguen sin tener historia, sólo se les reconoce el cuerpo y éste está encadenado a unos valores de dominación masculinos que sirven de referencia y ante los que sólo cabe la sumisión, o por lo que vemos, también el suicidio.
Los problemas derivados de la condición femenina en la sociedad siguen sin ser (re)conocidos: ni por hombres, ni por mujeres; ni por jóvenes, ni por mayores. ¿Cómo solucionar un problema que “no existe”?
Y aún así, no le importa a nadie más allá del espectáculo sangriento de la noticia.
¿Hasta cuándo vamos a seguir siendo cómplices de tantas muertes y sufrimiento?
Como ciudadano, como hombre, como persona, como sujeto ético y político quiero exigiros que hagáis de la causa de la defensa de la mujer una causa ética y política propia. Pediros que con vuestro esfuerzo diario exijáis a los órganos competentes, a las administraciones locales, regionales y nacionales; a los políticos de todas las siglas, que también hagan de esta causa una exigencia ética y política de largo recorrido.
Porque la muerte de una sola mujer a causa de la violencia doméstica (o de género), debe hacer que sintamos una vergüenza atroz; una necesidad imperiosa de exigirnos justicia para todas las mujeres, más allá del acto concreto.
Porque la cuestión femenina es un asunto de Estado. ¿Cuándo vamos a asumirlo? ¿Cuándo se lo vamos a exigir a nuestros políticos?
Para terminar, un breve recuerdo emocionado y beligerante para todas aquellas mujeres que no pueden estar hoy con nosotros, porque han sido asesinadas o han muerto en el ejercicio de su propia condición femenina.
Tan sólo, CINCO SEGUNDOS de silencio.
Muchas gracias y recordad que con nuestro compromiso y nuestras exigencias otro mundo sí es posible.
Va por todas vosotras”.

domingo, 17 de febrero de 2008

La condición femenina: realidades estadísticas, carencias y proyectos (Respuestas a Wotan y Ksts)

Edad por/prev 07 prev 02-06
15-24 5,80/1,58 3,16
25-34 30,88/5,61 5,09
35-44 22,06/4,15/ 4,60
45-54 14,71/3,32 2,62
55-64 10,29/2,85 1,98
+ 64 16,18/2,53 2,16

Según estos datos de 2007 y de la evolución de los feminicidios desde 2002 hasta 2006 (Centro Reina Sofía), los feminicidios han aumentado un 2,86% con respecto a la evolución desde 2003 y un 4,35% respecto al año pasado.
Como ves Wotan, estos datos no coinciden con los datos que aparecen en la página del Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia, al que haces referencia en tu respuesta. Los datos a los que te refieres son antiguos y de un solo año.
Además debes tener en cuenta que en los datos del “Reina Sofía” sólo aparecen feminicidios, y no estadísticas sobre la violencia doméstica, y mi investigación antropológica versa sobre la violencia doméstica, y toma los feminicidios como una manifestación extrema de aquella.
Con todos los problemas que existen en el mundo a la hora de determinar y validar los estudios sobre la violencia doméstica (Véase Jaspard M., “La violencia conyugal en Europa”, en Ockrent, C., El libro negro de la condición de la mujer, pp. 267-292, Aguilar, Madrid, 2007), se estima que en Europa, la feliz y desarrollada Europa, al menos un 10% de mujeres sufren maltrato (¡Y te aseguro que en estos datos no se incluyen los sueldos más bajos que cobran las mujeres en comparación con los hombres, los despidos por embarazos, los cuidados de los hijos y los ancianos, etc. Un estudio reciente demuestra que las mujeres a partir de los 45 años están más enfermas, más desgastadas, que los hombres debido al estrés existencial ligado a las exigencias de su sexo).
Extrapolados a España, y en consonancia con los datos ofrecidos por el Instituto de la Mujer (Véase las estadísticas en su página Web), estamos hablando de unos 2 millones de mujeres que sufren maltrato. ¿Lo consideramos un fenómeno lo suficientemente importante como para tomar medidas globales, o lo dejamos pasar?
Por último, debo recordarte que mi investigación es antropológica y, por tanto, va más allá de la sociedad española y se centra en la violencia doméstica contra la mujer (sean inmigrantes o no), como fenómeno universal.
Llegados a este punto podríamos preguntarnos por qué no avanzamos en la lucha contra la violencia doméstica, y para verlo con un poco más de claridad, podemos analizarlo a través de los datos estadísticos. Estos datos que ofrezco son una mezcla de encuestas del CIS y del Centro Reina Sofía, en los que se analizan dos cuestiones en sí mismas y relacionadas:
1ª Los feminicidios
2ª La percepción que tenemos los españoles de la violencia doméstica y de la situación de la mujer en la sociedad, como problema social, y como problema personal.
En las tablas que yo he realizado, o bien vienen m arcadas las respuestas (8 en total, dos por pregunta): o bien están expresadas las preguntas (4 en total).

1ª PREGUNTA: ¿Cuál es, a su juicio, el principal problema que existe actualmente en España? ¿Y el segundo? ¿Y el tercero?
Dos respuestas:
- La violencia doméstica
- Los problemas relacionados con la mujer
2ª PREGUNTA: Principal problema que existe actualmente en España.
- La violencia doméstica
- Los problemas relacionados con la mujer
3ª PREGUNTA: ¿Y cuál es el problema que a Ud., personalmente, le afecta más? ¿Y el segundo? ¿Y el tercero?
- La violencia doméstica
- Los problemas relacionados con la mujer
4ª PREGUNTA: ¿Y cuál es el problema que a Ud., personalmente, le afecta más?
- La violencia doméstica
- Los problemas relacionados con la mujer

EN DEFINITIVA, 4 PREGUNTAS Y 8 RESPUESTAS.

Tras un breve análisis se puede observar que:
1º) Con respecto a la primera tabla, los feminicidios en el ámbito doméstico han aumentado desde el 2002 al 2007.
Además hay que tener en cuenta un dato importantísimo: las cifras del primer tramo de edad están tomadas desde los 14 a los 25 años y, sin embargo, durante el 2007 la víctima más joven tenía 20 años ¡Imaginaos como aumenta la prevalencia! Deberían ajustarse mejor las estadísticas.
2º) El lugar más peligroso par la mujer es la familia (el contexto doméstico), y el agresor por excelencia es su marido.
PERFIL DE LA VÍCTIMA (ASESINADA)
Mujer de entre 25 y 44 años, casada, española con trabajo poco cualificado (Todo con más del 50% de porcentaje, menos el estado civil, que es del 41,99).
PERFIL DEL AGRESOR
Hombre de entre 25 y 44 años, casado con la víctima, español y con empleo poco cualificado (63%)
Hay que tener en cuenta que la familia sigue siendo muy considerada:
- El 85,6% están muy satisfechos o bastante satisfechos.
- El 64,6% afirman que es ideal que los dos trabajen fuera de casa, pero hay un 33,4% que no lo consideran así (la mujer en casa o menos horas fuera de casa).
Lo que provoca que no haya prevención en la misma ni control, ya que sigue siendo asociada a un espacio privado en el que sólo interfieren las relaciones individuales.
OBJETIVO: desmontar la condición sacramental del matrimonio y acentuar la unidad doméstica como sistema de relaciones sociales. (Combatir el síndrome del clan y el síndrome de Eloísa).

3º) Ni el dinero, ni los niveles culturales actúan como causa o catalizadores de la violencia doméstica, sino que inciden en la duración del maltrato.
OBJETIVO: Incorporar la condición femenina como contenido específico en los currículos de la Enseñanza Secundaria.


4º) No hay conciencia de que la violencia doméstica sea un efecto de la situación de la mujer en la sociedad.

Edad/
Respuestas
18-25 25-34 35-44 45-54 55-64 +64
1ª 3,66 2,55 3,08 2,31 2,16 3,07
2ª 0,27 0,33 0,33 0,17 0,08 0,06
3ª 0,67 0,66 0,60 0,30 0,79 1,17
4ª 0,07 0,07 0,05 0,02 0,00 0,00
5ª 0,59 0,49 0,55 0,86 1,00 0,80
6ª 0,30 0,73/ ,06 0,52 0,12 0,12
7ª 0,19 0,11 0,19 0,24 0,46 0,30
8ª 0,15 0,33 0,55 0,24 0,09 0,04

Sólo el 2,6% de la población mayor de 18 años, reconoce que la violencia doméstica es un problema grave en España. El decimosexto en España y sólo un 0,32% considera que la mujer tenga problemas en la sociedad actual.
El 0,87 % considera que la violencia doméstica es uno de los problemas más graves que le afecta, y el 0,51 % considera que los problemas de la mujer en la sociedad es uno de los problemas principales.
Además, por edades, se puede ver que sólo en la primera respuesta se destaca el porcentaje en la edad de 18 a 25 años, pero en el resto de las cuestiones, las más jóvenes se ven al margen de la situación subordinada de la mujer en la sociedad. ¡NO CONSEGUIMOS MENTALIZAR A LA JUVENTUD!, que son las futuras víctimas y agresores.
OBJETIVO: Mostrar que la violencia doméstica es un fenómeno cultural y universal (complementariedad emocional y cognitiva) que conlleva el maltrato psicológico, económico y sexual, y que el feminicidio es la manifestación externa (muy grave) de los anteriores.
No es un fenómeno ni individual, ni familiar, ni social, sino cultural y que afecta a todas las mujeres.


5º) Los hombres se encuentran bastante alejados de las cuestiones relativas a la condición de la mujer en la sociedad.

Sexo/
Preguntas
Mujeres Hombres
1ª 3,60 (7,3) 1,44 (3,4)
2ª 0,36 (1) 0,05 (0,1)
3ª 0,9 (2,3) 0,28 (0,9)
4ª 0,07(0,1) 0,009 (0)
5ª 1,00 (2,4) 0,28(0,5)
6ª 0,86 (1,2) 0,09 (0,1)
7ª 0,34(0,9) 0,06 (0,2)
8ª 0,42(0,7) 0,04 (0,1)

OBJETIVO: Hay que realizar, con toda urgencia, una investigación ad hoc en la que se pueda analizar la posición masculina en este problema.
Si no se implica al hombre no vamos a hacer nada.


6º) Se mantienen los datos sin progresar en la concienciación. Es más, se está retrocediendo desde 2004, el año de la aprobación de la Ley Integral.

Año/
Preguntas
2007 2006 2005 2004 2003 2002 2001
1ª 2,52 2,87 3,2 6,20 2,28 2,04 2,54
2ª 0,20 0,30 0,42 0,42 0,27 0,38 0,29
3ª 0,64 0,77 0,89 1,50 0,73 0,73 0,85
4ª 0,47 0,58 0,76 0,66 0,44 0,52 0, 20

Las campañas publicitarias funcionan pero tienen un alcance limitadísimo, así, durante el mes de noviembre aumentas los porcentajes de ciudadanos que consideran el problema de la violencia doméstica como uno de los problemas fundamentales de España (por ejemplo: 5,4%, ocupando el puesto 8º. La media de este año es de 2,52% y ocupa el puesto 16 de entre lo problemas de los españoles).
El año 2004 fue espectacularmente bueno para la consideración de la violencia doméstica como problema (preguntas 1ª y 3ª), pero sabemos que ese año fue el de la discusión y aprobación de la Ley de Medidas de Protección Integral Contra la Violencia de Género.
OBJETIVO: Elevar los tantos por ciento al nivel de 2004 (en las cuestiones 1y 3) y elevar los porcentajes relativos a las cuestiones 2 y 4.
Para ello debemos desarrollar campañas permanentes e inteligentes, que se dirijan a los distintos niveles de población (estudiantes de Secundaria; estudiantes Universitarias; mujeres trabajadoras dentro del hogar; mujeres trabajadoras fuera y dentro del hogar; empresas;…).


PD: Respuesta a Ksts
Vayamos por parte.
Ante todo quiero saludarte (Ksts) y agradecer tu participación en este blog.
Lo primero que debemos tener muy claro es que no es lo mismo tendencia que forma de organización.
Se puede decir perfectamente que como animal social el ser humano y tiene una tendencia natural (instintiva) a organizarse, ahora bien, a diferencia del elefante, en el que su tendencia y su forma de organización coinciden, no ocurre lo mismo con el ser humano, ya que la forma de organización depende de la comunidad (cultura) en la que se haya inscrito, aun cuando la tendencia sea la misma.
Por esta razón, no es lo mismo ser madre en España que serlo en Afganistán. Y no es lo mismo ser madre en un Estado, que serlo en una comunidad de cazadores-recolectores. Y tampoco es lo mismo ser madre en un sistema patrilineal que en uno matrilineal, etc. Sin embargo, ser “madre” elefante es lo mismo (con las mínimas variaciones que podría implicar un entorno muy específico).
Por otro lado, la familia es una forma de organización, y una de sus funciones principales consiste en conformar la intersubjetividad (los modos-de-ser) de los individuos que pertenecen a un sistema social dado.
Y estos modo-de-ser son los que aprehendemos en la comunidad de la que formamos parte.
Por ello, a lo largo del aprendizaje de los individuos, estos no solo aprenden normas, patrones, valores y representaciones, sino que además aprehenden modos y vías de transmisión (complementarias, en el caso que nos ocupa) de los mismos como condición de estabilidad y desestabilización del sistema, y como punto de identificación de lo biográfico y lo colectivo, de la subjetividad y la intersubjetividad.

sábado, 19 de enero de 2008

La familia como sistema de interacción. 2º Comentario a Wotam

Para empezar quiero pedir disculpas por utilizar un lenguaje técnico. A partir de ahora intentaré simplificarlo al máximo.
Pero también quiero hacer una precisión: lo que pretendo es proponer una forma distinta de pensar las relaciones domésticas y todo lo que éstas conllevan, y por eso utilizo algunos conceptos que más que técnicos yo diría que son específicos.
Asimismo quiero señalar que toda esta discusión y su fundamentación conceptual está explicada en mi libro La soledad de Mae.
Les invito a leerlo para satisfacer toda su curiosidad y encontrar las explicaciones pertinentes.
(Asimismo, muchas cuestiones están tratadas de manera más extensa en otras entradas de este blog, sólo hay que "pinchar" y buscar).

En esta intervención voy a contestar a las cuestiones planteadas por Wotan a partir de su exposición. Toda mi contestación va a ir en letra normal, y el texto de Wotan en negrita:

Ha tocado un tema muy controvertido y difícil de analizar sin aspectos subjetivos realmente relevantes.
-Estoy totalmente de acuerdo que la institución de la familia "como persona jurídica" es una construcción cultural, ¿pero cuál es el origen y la finalidad de la familia? y en un sentido más delimitado: de la familia occidental moderna. ¿Qué concepto tiene usted de familia? Por supuesto que podríamos modificar las estructuras familiares, es más, podríamos legalizar el incesto, el abuso sexual a menores y la necrofilia, podríamos reconocer como legítimamente único el "matrimonio homosexual" o la poligamia como sistema matrimonial, pero, ¿cree que estaríamos hablando de una sociedad "estable", o más estable que la actual, a usted le interesa la estabilidad o la anarquía? ¿Qué es lo que le da estabilidad al sistema social? Esta pregunta la creo interesante para el debate.


Antes de nada, un par de pequeñas precisiones o aclaraciones.
Los ejemplos que usted pone eliminan las condiciones de posibilidad de una discusión, por cuanto contienen una carga de prevalores tremenda. ¿Por qué poner como ejemplo el incesto, el abuso sexual y la necrofilia, en vez de la educación emocional externa de los individuos; el dominio de la mujer o la unión exclusivamente contractual del matrimonio…?
Es como si nos planteásemos la cuestión de la legalidad o no de la eutanasia, y tomásemos como punto de partida para discutirlo que es comparable al asesinato. Ya estaría todo dicho…
Pero imagino que no es este su caso.
Por otro lado, no creo que sea pertinente plantear el debate en términos de estabilidad o anarquía, presuponiendo que, en el caso que nos ocupa, la familia nuclear complementaria, que es nuestro modelo, es la que proporciona estabilidad al sistema y todas las demás conducen a la anarquía. Existen sociedades, o momentos anteriores de nuestra propia tradición, que se organizan a través de otras modalidades de familia y no son más inestables que nuestra sociedad actual.

Con respecto a la familia, podemos definirla como un sistema emocional y/o racional de relaciones reproductivas/educativas y sociales/endoculturadoras, cuyas funciones son:
- Proporcionar subsistencia material a los individuos.
- Controlar el acceso de los hombres jóvenes a las mujeres.
- Establecer alianzas con otros grupos (Familias extensas).
- Establecer redes de parentesco/solidaridad.
- Conformar a los individuos como sujetos socialmente aptos (aprendizaje y aprendizaje emocional y racional de los modos-de-ser intersubjetivos): Educación y endoculturación.
La primera y las dos últimas son las funciones que continúan hoy día en nuestra cultura, o al menos debería ser así.

¿Es el único modelo de familia existente?
No. En la actualidad existen muchas modalidades de familia, además de la nuclear. Los tipos que he señalado en la entrada anterior no son teóricos, sino modos de relación existentes: por ejemplo, la familia típica china es extensa, al igual que las familias rajputs del norte de la India… Las familias matrifocales son las prototípicas en Latinoamérica; en las familias negras de las ciudades norteamericanas y en la sociedad de las Antillas, entre otras. Asimismo existen familias matrifocales extensas como las de los nayar africanos;… (Por regla general, las organizaciones domésticas africanas son extensas).
Además, la poligamia se da “como mínimo, en el 90% de todas las culturas”, fundamentalmente en su modalidad poligínica (varias mujeres y un marido).

- Desde una perspectiva histórica, las primeras organizaciones humanas (cazadores/recolectores), mantenían una organización doméstica nuclear, pero (como señala Gamble) se situaban en el interior de grupos extensos reproductivos que, además, se organizaban en última instancia a través de grandes grupos regionales.
Nuestra cultura originariamente se organizaba a través de familias extensas, pero el desarrollo de los Estados, hicieron que se transformasen en nucleares, legitimando (Convirtiendo en ley) la decisión de los hijos a la hora de la elección de sus parejas en el matrimonio. ¿Por qué? Porque a los Estados no les interesa tener grandes grupos corporativos en su interior, ya que se convertirían en grupos muy activos de poder. Las grandes familias de patricios, o las familias mafiosas son ejemplos típicos…
Además, al cristianismo le interesaba tener el monopolio del matrimonio como fuente de control social, y para eso tenía que arrebatárselo a las familias extensas…
Los ejemplos son innumerables…
También es cierto que la familia nuclear está muy extendida en todas sus variedades monogámicas (y poligámicas).
La movilidad laboral, típica de todo el proceso de industrialización; los procesos de movilidad social y constitución de las urbes; los salarios escasos que dificultan la subsistencia, etc., favorecen el desarrollo de este tipo de unidades domésticas.
La conclusión: la familia nuclear no es ni más ni menos natural que otras. Todas obedecen a cuestiones culturales, políticas, económicas,…

- Difícil pregunta esa de qué es lo que le da estabilidad a un sistema social.
Podemos decir que la estabilidad es un equilibrio dinámico de todos los elementos que conforman el sistema social. Esto incluye valores, normas, principios, instituciones, condiciones materiales, etc.., incluyendo cómo se ajustan todos estos elementos a la realidad social en general y a los individuos en particular.
Yo vivo bien, me he educado en una familia nuclear y no tengo quejas… Pero conozco a personas que se han educado en familias matrifocales (mujeres viudas) y son personas como yo, no llevan ninguna marca especial. ¿Se le ocurriría a alguien sacar una ley que obligase a las viudas o viudos con hijos menores de edad a casarse de nuevo? Sería absurdo ¿verdad?
Además, el modelo de familia nuclear biparental ya es rechazado por muchas mujeres: ¿por qué tienen que cargar con un hombre? ¿Y qué pasa con los homosexuales, no son humanos…?
1. No se necesita la familia nuclear para desarrollar las funciones de endocuturación y educación… De hecho, la tan cacareada crisis de la familia occidental no proviene de un relativismo axiológico ni de modelos alternativos que socavan la estructura de lo que debería ser (en lo que nos ocupa ni hay crisis de valores, ni existe un deber ser), sino por el abandono de las funciones propias y su traspaso a las instituciones del Estado.
En una sociedad como la nuestra (de la información y del estado del bienestar), una persona sola puede desarrollar todas las funciones de la familia, sobre todo en la dimensión emocional. Lo único que hay que hacer es redefinir las competencias del Estado.
Por tanto no se debe imponer el modelo nuclear de ninguna manera. Si se hace es por cuestiones ideológicas y por mantener estatus de privilegios (Iglesia).
2. Es muy importante señalar que en Latinoamérica el modelo de familia nuclear biparental es una imposibilidad real, y los niños son educados en entornos matrifocales extensos (abuela, madre, tías…). ¿Los padres? Desconocidos.
3. Por otra parte, las estadísticas de violencia doméstica en Europa y en EEUU, por ejemplo, son tremendas (Asusta pensar en ellas). Las víctimas: las mujeres. Los agresores: sus maridos, parejas de hecho, ex-novios, ex-parejas de hecho, novios y ex-cónyuges, por ese orden (En España, de 2002 a 2006 casi el 46% de los asesinatos de mujeres los han cometido sus maridos).
En su mayoría de familias nucleares biparentales complementarias

¿De verdad hay que pensar que este es un modelo que proporciona la estabilidad social?
Si es así, debemos reconocer que la estabilidad de nuestra sociedad se levanta sobre el sufrimiento y la “sangre” de muchísimas mujeres.
Creo, sinceramente, que debemos buscar alguna alternativa.

”-Al hablar del aspecto "natural" de familia nos referimos especialmente a los vínculos biológicos, que en gran medida determinaron su formación en los tiempos primitivos y que indudablemente influyen aún en el acercamiento de la pareja que da el principio a toda la organización. Me ha parecido acertado el ejemplo sobre el incesto entre chimpancés ya que pone en evidencia la utilidad natural que se establece por instinto entre un macho y una hembra, entre un macho y sus descendientes, etc. Una complementariedad natural constituida sobre la convivencia (vida) familiar entre seres que guardan un parentesco, ¿es ésto un hábito familiar de construcción cultural o natural, o ambas?
La complementariedad es un modo estructural de interacción intersubjetiva y, por tanto, es aprehendido, conforma los modos corrientes de sentir y pensar emocionalmente el mundo en todas sus dimensiones, por lo que se puede decir que termina conformando hábitos.


-¿El deseo de constituir y pertenecer a una familia es un comportamiento natural o aprehendido, o ambas?
Si es familia, es aprehendido… No hay instinto ni genes para la conformación de las familias.
Si es tendencia reproductiva, entonces es instintivo, aunque el instinto, o la naturaleza, es posibilidad que se conforma a través de estructuras culturales: filiaciones bilaterales, ambilineales, unilineales, clanes cognaticios, patrilocalidad, avuncolocalidad, amitialocalidad, matrilocalidad, etc., son formas de parentesco, residencia y filiación que se manifiestan en distintas sociedades y que determinan los modos de relacionarse los individuos entre sí.
(Todo esto se ve muy bien en Harris, M., Introducción a la antropología general)

-Si usted dice: "De este modo la cultura arraiga en nuestra naturaleza instintiva, por lo que toda nuestra organización cultural tiene su origen en nuestra naturaleza biológica." y antes dice: "Y como es un sistema de interacción construido, no es natural (si se quiere, connatural) y puede ser modificado." Si la familia es una construcción cultural que tiene sus raíces en comportamientos naturales e instintivos, ¿cómo es posible que el sistema de interacción que lo constituye no sea natural? O es natural o no lo es, o todo es natural o nada lo es, etc. Perdóneme pero no comprendo lo que dice. Utiliza un lenguaje muy técnico.”
No es una contradicción decir que la cultura como sistema arraiga en nuestra naturaleza, o lo que es lo mismo, decir que tenemos una naturaleza cultural…esto significa que nuestras respuestas ante la realidad no son instintivas, sino creadas por nosotros, pero no hay trascendencia ni universalidad ni necesidad…
Por ejemplo:
Nadie diría que las lenguas (inglés, latín, arameo, etc.) son naturales, sino que son construcciones culturales. Pero, sin embargo, el lenguaje tiene un origen natural, en cuanto capacidad humana para la comunicación.
Del mismo modo, es absolutamente necesario entender que nuestra naturaleza es cultural, o lo que es lo mismo, que nuestra cultura tiene su origen en nuestra naturaleza… De la misma manera que los guepardos tienen la capacidad natural de correr muy rápido y la naturaleza los dota de una columna vertebral muy elástica y una cola enorme, etc., para que puedan perseguir gacelas en la sabana africana; los humanos tenemos la capacidad natural de crear normas y valores para construir nuestras relaciones intersubjetivas y la cultura nos proporciona esas normas concretas construyendo: sistemas monógamos, polígamos, nucleares, extensos,…
Por eso la familia es una CREACIÓN CULTURAL que se concreta a partir de tendencias o capacidades NATURALES.
¿QUÉ ES LO UNIVERSAL? La unidad doméstica como forma de organización intersubjetiva y la complementariedad que sirve como estructura. Ahora bien, como hemos visto al principio, los modos en que esa familia se concreta (extensa, nuclear, monoparental, matrifocal…) son PARTICULARES y responden a cuestiones políticas, económicas, axiológicas, normativas, etc.
Además, si se da cuenta, tanto en el caso de los guepardos como en el nuestro, no se da una direccionalidad lineal entre la causa (capacidad de correr…) y el efecto (tener una columna muy flexible…), sino todo un sistema de interdependencias.
Si esto lo asumimos, podemos darnos cuenta que la familia adecuada es SÍMPLEMENTE aquella que cumple unas funciones concretas en una comunidad determinada.

En mi anterior entrada me centraba en la sexualidad humana como un valor natural a la institución de la familia, y para ser más precisos, sobre diferentes argumentaciones que insisten en una pluralidad de estilos familiares sustentados dentro de prácticas sexuales marginales, ¿usted cree que la sexualidad humana está exclusivamente orientada a la procreación? ¿Por qué motivo existe el placer sexual? ¿La homosexualidad es una opción sexual natural o cultural?
La sexualidad humana no está orientada sólo a la procreación.
Los rituales, las mitologías, las costumbres, etc., a lo largo del mundo y el tiempo, nos indican que tiene profundas conexiones con los valores de las comunidades y, por tanto, con las necesidades de los sistemas sociales.
Un ejemplo:
Las tribus de Sambia (Nueva Guinea):
- Están en constante guerra de eliminación de las otras tribus.
- La tribu que hoy es tu aliada, a lo mejor no lo es mañana.
- Los recursos alimenticios son muy escasos y los espacios de supervivencia muy pequeños, por lo que la existencia de una tribu presupone la desaparición de otra.
Para sobrevivir debían:
- Mantener bajo crecimiento demográfico.
- Tener varones para formar un buen grupo de combate y no ser eliminado.
No tienen ONU, ni tribunales de Derecho Internacional, ni posibilidad de desplazamiento a otras zonas, ni tecnología que permita descubrir o plantear otras posibilidades…
¿Cómo sobrevivir?
Favoreciendo la bisexualidad entre los hombres:
- Con las mujeres sólo reproducción.
- Con los hombres, el modo-de-ser.
Sus creencias afirman que sólo el semen da la virilidad, por lo que lo masculino es lo más valioso (sólo los hombres pueden hacer otros hombres y, por tanto, guerreros). Además, un hombre nace con una cantidad limitada de semen que debe reponerse continuamente y sólo puede proporcionárselo otro hombre (desarrollo de prácticas homosexuales que crean entre los hombres unos vínculos estrechísimos muy necesarios para la solidaridad entre guerreros, y entre el grupo. Impide, por ejemplo, la traición y propicia que cualquiera esté dispuesto a dar la vida en todo momento por sus compañeros…).
Los hombres tienen grupos “secretos” en los que entran los niños nada más abandonar la infancia.
De este modo los niños sambias tienen dos nacimientos: biológico, que no tiene valor, y social/masculino, que conforma su ethos valioso.
Es un resumen pero espero que sirva de ejemplo.
De todos modos hay muchas teorías acerca de la homosexualidad, pero todas presentan graves problemas conceptuales y explicativos.
Quizás la homosexualidad sea fruto de múltiples factores, pero lo que es evidente, para el caso que nos ocupa, es que en las relaciones entre los individuos, incluso en las que se adentran en el terreno de la sexualidad, los elementos que entran en juego son múltiples y tienen que ver con las condiciones de existencia de los grupos y de los individuos.
Hay un continuo entre Naturaleza-Cultura-Comunidad-Individuo…
Con respecto al placer sexual (orgasmo) del macho humano, hay que tener en cuenta que el acto de la copulación implica:
- Peligros para los machos: enfrentamiento con otros machos.
- Un gasto enorme de energía.
El placer puede ser entendido como el mecanismo por el cual los machos minimizan los riesgos para su existencia, y se reproducen. Además de facilitar la eyaculación profunda.
En cuando al orgasmo femenino:
- Según algunos investigadores, no tiene ninguna función.
- Según, otros, tiene como función la atracción de machos, como mecanismo que favorece la promiscuidad, y entonces se protegen a las crías de ser asesinadas por lo machos, puesto que no hay certeza de paternidad.
- Para otros, tiene una función placentera para que la mujer sea atraída a la relación sexual.
- Sirve como mecanismo para que la mujer selecciones pareja. El hombre que más placer le provoque, será el que más se preocupe por ella y su descendencia.
- Sirve como señal de fidelidad sexual.
- Sirve como mecanismo para la retención de esperma.
Todas ellas han sido propuestas y ninguna explica de manera completa la función del orgasmo femenino ni sus características.
Este tema lo he tratado en el segundo libro que he escrito (Voy a empezar a buscar editoriales que lo quieran publicar).
De todos modos podemos profundizar más en sucesivas entradas.

Es curioso, por un lado mantiene una idea tradicional y conservadora de la familia, y por otro, tiene la visión de una estructura familiar absolutamente revolucionaria que proteja y desarrolle los derechos de los ciudadanos, sobre todo de las mujeres.
Es posible, pero creo que más que una concepción tradicional de la familia lo es de algunas de sus funciones y no así de su estructura complementaria.

sábado, 12 de enero de 2008

La familia "natural"

Respuesta a la cuestión planteada en la segunda entrada de Wotan: “La familia es el núcleo de toda comunidad social, pero en la vertiente actual observo una creciente desnaturalización de valores "morales" que apoyan a un concepto de familia artificial y desestructurada, como por ejemplo la existencia de diferentes centros familiares, algo que veo muy peligroso a largo tiempo junto a la incertidumbre del futuro económico para la estabilidad emocional de las familias ¿qué opinión tiene precisamente de ésto?”

La cuestión es fundamental en nuestra sociedad, aunque creo que cometemos algunos errores al plantearla.
Nadie, absolutamente nadie, debería afirmar que exista una familia natural, ni que existan valores naturales.
Tanto la familia como los valores ético/políticos que la sustentan son culturales, (Prefiero esta afirmación al concepto de artificial) y como es cultural, por definición, está organizada intersubjetivamente.
Se puede acudir, por citar mínimamente algunos ejemplos, a M. Harris (Introducción a la antropología general,…), a Murdock (Atlas etnográfico,…), a Campbell (Las máscaras de Dios,…), a Bateson ( La nueva comunicación,…), a Lévi-Strauss (Las estructuras elementales de parentesco…), a Malinowski (Sexo y represión en la sociedad primitiva…), a las propias mitologías, a Gamble (El doblamiento paleolítico de Europa), a Buss (La evolución del deseo…), a Mead (Sexo y temperamento…), a Sabater Pi, (El chimpancé y los orígenes de la cultura…) …, e incluso si se me permite la inmodestia por ponerme en el mismo párrafo, a mí mismo (La soledad de Mae...),….
La Biología, la Psicología (evolutiva), la Antropología, la Neurofisiología, la Genética…, salvo la religión y la política (los políticos son sacerdotes de “nuevo” cuño), nos ofrecen un marco interpretativo a partir del cual la familia puede ser definida como un sistema de interacción que construyen los seres humanos, para configurarse a sí mismos como individuos socialmente aptos. Y como es un sistema de interacción construido, no es natural (si se quiere, connatural) y puede ser modificado.
Ahora bien, como es estructura y tiene unas funciones tan complejas y fundamentales, su modificación implica una alteración de todo el sistema de interacciones sociales que conforma: económicas, políticas, jurídicas, etc.
Pues bien, por razones utilitarias, o por absoluta ignorancia, o por la confluencia de ambas (los intereses de unos manejan las voluntades de otros), se tiende a pensar que la familia nuclear biparental/monógama (padre, madre e hijos) que es la tradicional de nuestra cultura (con matices cronológicos, por supuesto), es la natural. Pero no mnos engañemos, aunque pueda ser argumentada, concluida, justificada, etc., no hay nada en la naturaleza que la determine como la ideal para los seres humanos, frente a las familias extensas o las monoparentales o las homosexuales.
Del mismo modo, debemos aceptar esto: que el matrimonio, no debe ser entendido exclusivamente desde la heterosexualidad ya que, desde una perspectiva cultural, existen matrimonios institucionalizados entre mujeres (matrifocales: más de dos mujeres), entre hombres, entre hermanos,… Es muy probable que alguna posibilidad más se nos haya escapado.
La clave para entender las interacciones domésticas y el papel que juegan en nuestra sociedad y las consecuencia de su modificación, pasan, por tanto, por aceptar que la familia nuclear NO ES NATURAL. (Para mayor precisión leer los autores y textos citados…)
Pongamos un ejemplo biológico muy breve:
Los estudios realizados por especialistas demuestras que entre los chimpancés, el incesto entre la hembra y su cría es muy raro, lo mismo que entre dos crías de la misma camada. Pero entre el macho y su descendencia es muy frecuente, prácticamente inevitable (J. Itani, Primates).
Esto es normal/natural entre aquellos animales sociales en los que el macho no interviene en el desarrollo de las crías.
Resulta entonces curioso que la prohibición del incesto, que se suele tomar como el elemento fundamental y natural que regula las relaciones entre machos y hembras (hombres y mujeres), sólo debe ser aplicado a las relaciones entre el macho (hombre) y su cría (hija).
Ahora pensemos que, si admitimos erróneamente con Freud, por ejemplo, que el deseo de cometer incesto está muy arraigado en las profundidades de la naturaleza humana, (el instinto empuja al ser humano lo mismo que en el resto de los animales), entonces la prohibición de esta conducta fue el primer acto cultural. De este modo la cultura arraiga en nuestra naturaleza instintiva, por lo que toda nuestra organización cultural tiene su origen en nuestra naturaleza biológica.
Si esto es verdad, entonces, todo lo que tiene carácter universal, es decir las normas o conductas generalizadas culturalmente, o los sistemas de organización generalizados (como la prohibición del incesto o la familia nuclear occidental, pongamos por caso) deben ser lo correcto cultural y naturalmente.
De este modo, si consideramos que la familia nuclear biparental es lo natural, tendemos a interpretar que es lo que debería ser, con lo que todo lo que no se ajuste a ello supone una desviación de la norma social y de la naturaleza biológica de los seres humanos: una aberración contranatura, por lo que todas esas desviaciones deben y tienen que ser corregidas, ya que provocan muchísimos perjuicios de índole colectivo e individual: individuos mal socializados, violencia doméstica, familias desestructuradas, etc. Con toda la carga emocional que conlleva esta afirmación…
Además, no nos damos cuenta que existe un resto fundamental que asumimos emocionalmente, aunque racionalmente lo rechacemos, a saber: que la complementariedad (dominio/sumisión), que es la base del sistema de relaciones intersubjetivo que determina las relaciones entre mujeres y hombres, es el fundamento de las relaciones domésticas que llamamos familia:
- Lo propio de la mujer es el ámbito doméstico (privado) y el del hombre el ámbito político (público).
- Lo propio de la personalidad de la mujer es ser madre (y esposa). Lo propio de la personalidad del hombre es ser sujeto hábil.
- Lo propio de la mujer es ser comprensiva, cariñosa, sensible. Lo propio del hombre es ser autoritario, racional, duro…
- Lo propio de la mujer son las tareas y lo del hombre el trabajo.
Etc.
Y este sistema ¡sigue funcionando en la actualidad! (Leer mi libro)

Ahora bien, si nosotros interpretamos el tabú del incesto desde una perspectiva comunitaria (de organización social), entonces nos damos cuenta que la prohibición del incesto tiene como objetivo reorganizar las conductas intersubjetivas (de los grupos humanos), y sus funciones coincidirían con las funciones de la familia:
- Evitar la endogamia.
- Controlar el acceso de los hombres jóvenes a las mujeres.
- Establecer redes de parentesco.
- Establecer alianzas…
Las funciones comunitarias nos vuelven a dar la clave de cómo interpretar correctamente la conducta humana.
No es que no seamos naturales, sino que nuestra naturaleza cultural hace que debamos plantearnos nuestros sistemas de relaciones desde otra perspectiva que asuma lo natural en interacción con lo cultural, que siempre conforma lo comunitario que hay en nosotros.
Una vez aceptado esto, debemos pensar la familia como una estructura sistémica interrelacionada en todo momento con el sistema cultural en su totalidad. Un contexto cognitivo y emocional que determina significativamente la personalidad y las conductas de los individuos en función de lo que socialmente se espera de ellos y, por eso, es inseparable de la comunidad en la que se haya inserta. De aquí que la primera afirmación nos conduzca a concluir que la familia no es el espacio privado donde los individuos desarrollan emocionalmente su existencia, sino el ámbito público de construcción del “ethos en relación con….”.
Pero esta caracterización tiene, asimismo, una dimensión negativa (en el sentido de la teoría del control y de la comunicación), porque la familia debe ser vista también, como un sistema reactivo cuya función consiste en controlar el carácter desorganizador de los individuos (que deben ser pensados como subsistemas). Es decir otra de las funciones fundamentales de la familia es “reconducir” la capacidad que tienen los individuos de reconstruir la realidad, cognitiva y emocionalmente de otro modo; con el fin de asegurar la estabilidad del sistema social.
El sistema quedaría más o menos así: la cultura es estructura y su función radica en la creación y conservación de la comunidad, que se efectúa a través de la familia.
A partir de ese momento las mujeres deben aprehender toda una serie de valores y patrones conductuales que refuerzan, al menos emocionalmente, la sumisión tanto en la interacción familiar como en la comunitaria.
Y el hombre debe, por el contrario, aprehender toda una serie de valores y patrones conductuales que refuerzan, al menos emocionalmente, el dominio tanto en la interacción familiar como en la comunitaria.
La familia se convierte en el lugar donde los individuos aprehendemos esos modos de ser.
En conclusión, el ámbito doméstico (la familia) es un sistema cultural interconectado, en el que el factor de conformación del ethos se presenta como el elemento social unificador, mediante la inclusión de los individuos en un complejo sistema mitológico (que el hombre y la mujer se complementan naturalmente, que la mujer es madre por naturaleza, que el verdadero amor es eterno, que la familia es el lugar natural de la mujer, mientras que el mundo lo es del hombre…) que determina, para empezar, las relaciones entre los dos subsistemas elementales del sistema familiar: el hombre y la mujer, de manera complementaria (dominio/sumisión).
Pues bien, el ethos complementario es el mismo que aparece con los sistemas neolíticos de los clanes y, además, nuestros modos cognitivos y emocionales de entender las relaciones de amor, se desarrollan a partir de ideales medievales (Isolda y Tristán; Eloísa y Abelardo…). ¡La familia es construida y se puede modificar!
Mientras esto ocurre, deberíamos plantearnos la posibilidad de que la sacrosanta familia occidental no esté funcionando correctamente. Creo, como investigador y como profesor, que se está produciendo una delegación por parte de los padres de las funciones que les competen.
Veamos:
¿Dónde aprende y aprehende el individuo a realizar conductas complementarias? ¿Dónde aprendemos y aprehendemos a maltratar o a sufrir maltrato? ¿Dónde se vuelve posible la violencia doméstica como manifestación probable de la complementariedad?
El lugar propio es la familia.
Por esta razón, y pese a lo que opinan los “expertos”, el gran debate hoy en día no tiene nada que ver con la aplicación, o la extensión del concepto de familia: familias nucleares heterosexuales, familias nucleares homosexuales, familias nucleares monoparentales; familias nucleares biparentales, familias extensa,…. Lo verdaderamente importante no radica en esto, sino en la renuncia a la función endoculturadora por parte de los padres y su cesión a las instituciones del Estado: Educación, Sanidad e Interior, sobre todo.
A pesar de vivir en el siglo XXI, continuamos pensando y sintiendo emocionalmente la realidad con modelos paleolíticos y medievales. Por esta razón no es difícil entender por qué el Estado (esa extraña abstracción que no es otra cosa que el modelo comunitario de la identidad subjetiva… Pero esto es otra historia que pertenece a otra investigación), que toma como punto de partida la existencia de sujetos conformados, no puede asumir las funciones correspondientes a la familia y, por eso, las estrategias para resolver determinado tipo de fenómenos que afectan cada vez más a los individuos más jóvenes de la comunidad (drogas, obesidad, anorexia, fracaso escolar, etc.), no están funcionando.
Que mi hijo bebe, fuma porros, etc., que les den charlas en los colegios e institutos y Sanidad haga campañas, sobre lo malo que es la bebida, mientras yo le dejo que con menos e 18 años esté los viernes y los sábados hasta altas horas de la noche sin control. Para eso, que los Ayuntamientos o Interior, movilicen a la Policía para que controle el consumo de alcohol en los menores.
Que mi hijo tiene una dieta alimenticia poco saludable, que les den charlas en los colegios sobre la necesidad de seguir la dieta mediterránea y hacer ejercicio, mientras yo le atiborro de bollería industrial, sólo le doy de comer aquello que el niño quiere y lo tengo todo el día en casa viendo la televisión y jugando con la videoconsola. Así, hasta el infinito.
Pero no es una cuestión de vida moderna, ni de naturaleza, es una cuestión de asumir las responsabilidades que se derivan del hecho incuestionable, de que la familia no pertenece al ámbito de las relaciones privadas, exclusivamente, sino al espacio público, ya que todos nos hacemos sujetos sociales más o menos hábiles en su seno.
Por eso, no sólo son los problemas relativos a la drogadicción, a la mala nutrición, etc., los que necesitan de la intervención de las familias para su solución, sino que además existen otros gravísimos problemas como la violencia doméstica que se originan y, por tanto, se pueden paliar, en y desde la familia. No vendría nada mal, en este sentido, campañas publicitarias dirigidas no a las víctimas de maltratos sino a sus entornos familiares.
¿Creen que el papel desempeñado por las familias en los casos de violencia doméstica que cotidianamente vemos es el adecuado? ¿Creen que si en el seno de la familia se desarrollasen sistemas de reciprocidad entre los individuos, en vez de complementarios, el maltrato sería un problema tan extendido? La familia ha sido y es un factor para la defensa de la mujer frente al hombre en general y su pareja masculina en particular . Pero, como es lógico, no estoy afirmando que desde la familia se deban recuperar estrategias violentas de coerción contra los maltratadores, sino que la familia debe ser el lugar donde las mujeres reconozcan su propia identidad y se les proteja mediante la revalorización de su autonomía frente a conductas complementarias.
Los individuos debemos aprender que la familia no es un reducto privado sino público, y en él los demás sí debemos entrometernos cuando consideremos que se está produciendo una situación de maltrato. Además, los individuos deben ser conscientes que el maltrato físico es la manifestación última de un largo proceso de maltrato emocional y, por tanto, su intromisión debe producirse mucho antes de que se desarrolle la agresión física.
Es, por tanto, la familia, el primer lugar donde hay que dar la batalla:
1º. A través la educación de los hijos, reforzando la identidad femenina en las hijas y el respeto y reconocimiento de dicha identidad en los hijos; y no haciendo hincapié en la igualdad, sino en el reconocimiento de la autonomía de la identidad femenina y la identidad masculina para, desde ahí, fomentar las relaciones recíprocas entre ellos.
2º. A través de una concepción más extensa (transformada) de la familia, mediante la cuál ésta sea pensada como esfera pública y no privada.

sábado, 5 de enero de 2008

La soledad de Mae ¡Ya en librerías!


La soledad de Mae. Una investigación antropológica sobre la violencia doméstica, de Javier Ortega Cañavate
Colección Ciencia, serie Economía, Política y Sociología 301
ISBN: 978-84-245-1135-7
Formato: 13,3 x 19,3 cm; 304 páginas
PVP: 16.00 €

Las agresiones domésticas han aumentado en España un 145% entre el año 2000 y el 2004. En la Unión Europea, al menos una de cada cinco mujeres es maltratada por su pareja. Más allá de nuestra Europa, el maltrato a las mujeres arroja unas cifras escalofriantes: 130 millones de mujeres menos en el mundo debido a la violencia doméstica que se ejerce sobre ellas, incluso antes de que nazcan.

¿No va siendo hora de plantear el problema de la violencia doméstica más allá de los modelos psicológicos y sociológicos, que se manifiestan claramente insuficientes? Este libro ofrece una forma distinta de aproximarnos al fenómeno del maltrato: desde el sistema complementario sobre el cual fundamos nuestras relaciones domésticas. A partir de una investigación antropológica a más de 600 personas, incluidas víctimas de maltrato, surge esta historia que no es ni individual ni social, sino cultural. En ella quedan al descubierto los modelos culturales que fundamentan la violencia doméstica: el Síndrome del clan y el Síndrome de Eloísa.

Este trabajo se emprende con unos objetivos muy claros: no tolerar la violencia estructural contra las mujeres como precio a pagar por mantener nuestros modos de vida; ni aceptar la muerte de una mujer por el ‘fuego amigo’ del amante; ni admitir que la familia sea un ‘territorio comanche’ donde la mujer pueda convertirse en la víctima propiciatoria.

Doctor en Filosofía por la Universidad de Murcia, Javier Ortega Cañavate ha publicado “El concepto de cismogénesis y la dinámica social” (Iberoamericana, 1997), “El fundamento estructural de la violencia doméstica” (Isabor, 2006) y “La complementariedad como contexto cultural para entender la violencia doméstica” (SAF, 2007). En 2005 fue ponente en las Jornadas sobre violencia doméstica organizadas por la Secretaría de la Mujer de CCOO y en 2006 impartió un curso a la Policía Local de Lorca sobre Violencia de género. En la actualidad escribe un blog sobre violencia doméstica (lasoledaddemae.blogspot.com), acaba de terminar El sueño olvidado de Avalón. Un ensayo sobre violencia doméstica y está elaborando un cómic sobre la historia de la mujer con la dibujante Esther Guzmán Martín.