sábado, 12 de enero de 2008

La familia "natural"

Respuesta a la cuestión planteada en la segunda entrada de Wotan: “La familia es el núcleo de toda comunidad social, pero en la vertiente actual observo una creciente desnaturalización de valores "morales" que apoyan a un concepto de familia artificial y desestructurada, como por ejemplo la existencia de diferentes centros familiares, algo que veo muy peligroso a largo tiempo junto a la incertidumbre del futuro económico para la estabilidad emocional de las familias ¿qué opinión tiene precisamente de ésto?”

La cuestión es fundamental en nuestra sociedad, aunque creo que cometemos algunos errores al plantearla.
Nadie, absolutamente nadie, debería afirmar que exista una familia natural, ni que existan valores naturales.
Tanto la familia como los valores ético/políticos que la sustentan son culturales, (Prefiero esta afirmación al concepto de artificial) y como es cultural, por definición, está organizada intersubjetivamente.
Se puede acudir, por citar mínimamente algunos ejemplos, a M. Harris (Introducción a la antropología general,…), a Murdock (Atlas etnográfico,…), a Campbell (Las máscaras de Dios,…), a Bateson ( La nueva comunicación,…), a Lévi-Strauss (Las estructuras elementales de parentesco…), a Malinowski (Sexo y represión en la sociedad primitiva…), a las propias mitologías, a Gamble (El doblamiento paleolítico de Europa), a Buss (La evolución del deseo…), a Mead (Sexo y temperamento…), a Sabater Pi, (El chimpancé y los orígenes de la cultura…) …, e incluso si se me permite la inmodestia por ponerme en el mismo párrafo, a mí mismo (La soledad de Mae...),….
La Biología, la Psicología (evolutiva), la Antropología, la Neurofisiología, la Genética…, salvo la religión y la política (los políticos son sacerdotes de “nuevo” cuño), nos ofrecen un marco interpretativo a partir del cual la familia puede ser definida como un sistema de interacción que construyen los seres humanos, para configurarse a sí mismos como individuos socialmente aptos. Y como es un sistema de interacción construido, no es natural (si se quiere, connatural) y puede ser modificado.
Ahora bien, como es estructura y tiene unas funciones tan complejas y fundamentales, su modificación implica una alteración de todo el sistema de interacciones sociales que conforma: económicas, políticas, jurídicas, etc.
Pues bien, por razones utilitarias, o por absoluta ignorancia, o por la confluencia de ambas (los intereses de unos manejan las voluntades de otros), se tiende a pensar que la familia nuclear biparental/monógama (padre, madre e hijos) que es la tradicional de nuestra cultura (con matices cronológicos, por supuesto), es la natural. Pero no mnos engañemos, aunque pueda ser argumentada, concluida, justificada, etc., no hay nada en la naturaleza que la determine como la ideal para los seres humanos, frente a las familias extensas o las monoparentales o las homosexuales.
Del mismo modo, debemos aceptar esto: que el matrimonio, no debe ser entendido exclusivamente desde la heterosexualidad ya que, desde una perspectiva cultural, existen matrimonios institucionalizados entre mujeres (matrifocales: más de dos mujeres), entre hombres, entre hermanos,… Es muy probable que alguna posibilidad más se nos haya escapado.
La clave para entender las interacciones domésticas y el papel que juegan en nuestra sociedad y las consecuencia de su modificación, pasan, por tanto, por aceptar que la familia nuclear NO ES NATURAL. (Para mayor precisión leer los autores y textos citados…)
Pongamos un ejemplo biológico muy breve:
Los estudios realizados por especialistas demuestras que entre los chimpancés, el incesto entre la hembra y su cría es muy raro, lo mismo que entre dos crías de la misma camada. Pero entre el macho y su descendencia es muy frecuente, prácticamente inevitable (J. Itani, Primates).
Esto es normal/natural entre aquellos animales sociales en los que el macho no interviene en el desarrollo de las crías.
Resulta entonces curioso que la prohibición del incesto, que se suele tomar como el elemento fundamental y natural que regula las relaciones entre machos y hembras (hombres y mujeres), sólo debe ser aplicado a las relaciones entre el macho (hombre) y su cría (hija).
Ahora pensemos que, si admitimos erróneamente con Freud, por ejemplo, que el deseo de cometer incesto está muy arraigado en las profundidades de la naturaleza humana, (el instinto empuja al ser humano lo mismo que en el resto de los animales), entonces la prohibición de esta conducta fue el primer acto cultural. De este modo la cultura arraiga en nuestra naturaleza instintiva, por lo que toda nuestra organización cultural tiene su origen en nuestra naturaleza biológica.
Si esto es verdad, entonces, todo lo que tiene carácter universal, es decir las normas o conductas generalizadas culturalmente, o los sistemas de organización generalizados (como la prohibición del incesto o la familia nuclear occidental, pongamos por caso) deben ser lo correcto cultural y naturalmente.
De este modo, si consideramos que la familia nuclear biparental es lo natural, tendemos a interpretar que es lo que debería ser, con lo que todo lo que no se ajuste a ello supone una desviación de la norma social y de la naturaleza biológica de los seres humanos: una aberración contranatura, por lo que todas esas desviaciones deben y tienen que ser corregidas, ya que provocan muchísimos perjuicios de índole colectivo e individual: individuos mal socializados, violencia doméstica, familias desestructuradas, etc. Con toda la carga emocional que conlleva esta afirmación…
Además, no nos damos cuenta que existe un resto fundamental que asumimos emocionalmente, aunque racionalmente lo rechacemos, a saber: que la complementariedad (dominio/sumisión), que es la base del sistema de relaciones intersubjetivo que determina las relaciones entre mujeres y hombres, es el fundamento de las relaciones domésticas que llamamos familia:
- Lo propio de la mujer es el ámbito doméstico (privado) y el del hombre el ámbito político (público).
- Lo propio de la personalidad de la mujer es ser madre (y esposa). Lo propio de la personalidad del hombre es ser sujeto hábil.
- Lo propio de la mujer es ser comprensiva, cariñosa, sensible. Lo propio del hombre es ser autoritario, racional, duro…
- Lo propio de la mujer son las tareas y lo del hombre el trabajo.
Etc.
Y este sistema ¡sigue funcionando en la actualidad! (Leer mi libro)

Ahora bien, si nosotros interpretamos el tabú del incesto desde una perspectiva comunitaria (de organización social), entonces nos damos cuenta que la prohibición del incesto tiene como objetivo reorganizar las conductas intersubjetivas (de los grupos humanos), y sus funciones coincidirían con las funciones de la familia:
- Evitar la endogamia.
- Controlar el acceso de los hombres jóvenes a las mujeres.
- Establecer redes de parentesco.
- Establecer alianzas…
Las funciones comunitarias nos vuelven a dar la clave de cómo interpretar correctamente la conducta humana.
No es que no seamos naturales, sino que nuestra naturaleza cultural hace que debamos plantearnos nuestros sistemas de relaciones desde otra perspectiva que asuma lo natural en interacción con lo cultural, que siempre conforma lo comunitario que hay en nosotros.
Una vez aceptado esto, debemos pensar la familia como una estructura sistémica interrelacionada en todo momento con el sistema cultural en su totalidad. Un contexto cognitivo y emocional que determina significativamente la personalidad y las conductas de los individuos en función de lo que socialmente se espera de ellos y, por eso, es inseparable de la comunidad en la que se haya inserta. De aquí que la primera afirmación nos conduzca a concluir que la familia no es el espacio privado donde los individuos desarrollan emocionalmente su existencia, sino el ámbito público de construcción del “ethos en relación con….”.
Pero esta caracterización tiene, asimismo, una dimensión negativa (en el sentido de la teoría del control y de la comunicación), porque la familia debe ser vista también, como un sistema reactivo cuya función consiste en controlar el carácter desorganizador de los individuos (que deben ser pensados como subsistemas). Es decir otra de las funciones fundamentales de la familia es “reconducir” la capacidad que tienen los individuos de reconstruir la realidad, cognitiva y emocionalmente de otro modo; con el fin de asegurar la estabilidad del sistema social.
El sistema quedaría más o menos así: la cultura es estructura y su función radica en la creación y conservación de la comunidad, que se efectúa a través de la familia.
A partir de ese momento las mujeres deben aprehender toda una serie de valores y patrones conductuales que refuerzan, al menos emocionalmente, la sumisión tanto en la interacción familiar como en la comunitaria.
Y el hombre debe, por el contrario, aprehender toda una serie de valores y patrones conductuales que refuerzan, al menos emocionalmente, el dominio tanto en la interacción familiar como en la comunitaria.
La familia se convierte en el lugar donde los individuos aprehendemos esos modos de ser.
En conclusión, el ámbito doméstico (la familia) es un sistema cultural interconectado, en el que el factor de conformación del ethos se presenta como el elemento social unificador, mediante la inclusión de los individuos en un complejo sistema mitológico (que el hombre y la mujer se complementan naturalmente, que la mujer es madre por naturaleza, que el verdadero amor es eterno, que la familia es el lugar natural de la mujer, mientras que el mundo lo es del hombre…) que determina, para empezar, las relaciones entre los dos subsistemas elementales del sistema familiar: el hombre y la mujer, de manera complementaria (dominio/sumisión).
Pues bien, el ethos complementario es el mismo que aparece con los sistemas neolíticos de los clanes y, además, nuestros modos cognitivos y emocionales de entender las relaciones de amor, se desarrollan a partir de ideales medievales (Isolda y Tristán; Eloísa y Abelardo…). ¡La familia es construida y se puede modificar!
Mientras esto ocurre, deberíamos plantearnos la posibilidad de que la sacrosanta familia occidental no esté funcionando correctamente. Creo, como investigador y como profesor, que se está produciendo una delegación por parte de los padres de las funciones que les competen.
Veamos:
¿Dónde aprende y aprehende el individuo a realizar conductas complementarias? ¿Dónde aprendemos y aprehendemos a maltratar o a sufrir maltrato? ¿Dónde se vuelve posible la violencia doméstica como manifestación probable de la complementariedad?
El lugar propio es la familia.
Por esta razón, y pese a lo que opinan los “expertos”, el gran debate hoy en día no tiene nada que ver con la aplicación, o la extensión del concepto de familia: familias nucleares heterosexuales, familias nucleares homosexuales, familias nucleares monoparentales; familias nucleares biparentales, familias extensa,…. Lo verdaderamente importante no radica en esto, sino en la renuncia a la función endoculturadora por parte de los padres y su cesión a las instituciones del Estado: Educación, Sanidad e Interior, sobre todo.
A pesar de vivir en el siglo XXI, continuamos pensando y sintiendo emocionalmente la realidad con modelos paleolíticos y medievales. Por esta razón no es difícil entender por qué el Estado (esa extraña abstracción que no es otra cosa que el modelo comunitario de la identidad subjetiva… Pero esto es otra historia que pertenece a otra investigación), que toma como punto de partida la existencia de sujetos conformados, no puede asumir las funciones correspondientes a la familia y, por eso, las estrategias para resolver determinado tipo de fenómenos que afectan cada vez más a los individuos más jóvenes de la comunidad (drogas, obesidad, anorexia, fracaso escolar, etc.), no están funcionando.
Que mi hijo bebe, fuma porros, etc., que les den charlas en los colegios e institutos y Sanidad haga campañas, sobre lo malo que es la bebida, mientras yo le dejo que con menos e 18 años esté los viernes y los sábados hasta altas horas de la noche sin control. Para eso, que los Ayuntamientos o Interior, movilicen a la Policía para que controle el consumo de alcohol en los menores.
Que mi hijo tiene una dieta alimenticia poco saludable, que les den charlas en los colegios sobre la necesidad de seguir la dieta mediterránea y hacer ejercicio, mientras yo le atiborro de bollería industrial, sólo le doy de comer aquello que el niño quiere y lo tengo todo el día en casa viendo la televisión y jugando con la videoconsola. Así, hasta el infinito.
Pero no es una cuestión de vida moderna, ni de naturaleza, es una cuestión de asumir las responsabilidades que se derivan del hecho incuestionable, de que la familia no pertenece al ámbito de las relaciones privadas, exclusivamente, sino al espacio público, ya que todos nos hacemos sujetos sociales más o menos hábiles en su seno.
Por eso, no sólo son los problemas relativos a la drogadicción, a la mala nutrición, etc., los que necesitan de la intervención de las familias para su solución, sino que además existen otros gravísimos problemas como la violencia doméstica que se originan y, por tanto, se pueden paliar, en y desde la familia. No vendría nada mal, en este sentido, campañas publicitarias dirigidas no a las víctimas de maltratos sino a sus entornos familiares.
¿Creen que el papel desempeñado por las familias en los casos de violencia doméstica que cotidianamente vemos es el adecuado? ¿Creen que si en el seno de la familia se desarrollasen sistemas de reciprocidad entre los individuos, en vez de complementarios, el maltrato sería un problema tan extendido? La familia ha sido y es un factor para la defensa de la mujer frente al hombre en general y su pareja masculina en particular . Pero, como es lógico, no estoy afirmando que desde la familia se deban recuperar estrategias violentas de coerción contra los maltratadores, sino que la familia debe ser el lugar donde las mujeres reconozcan su propia identidad y se les proteja mediante la revalorización de su autonomía frente a conductas complementarias.
Los individuos debemos aprender que la familia no es un reducto privado sino público, y en él los demás sí debemos entrometernos cuando consideremos que se está produciendo una situación de maltrato. Además, los individuos deben ser conscientes que el maltrato físico es la manifestación última de un largo proceso de maltrato emocional y, por tanto, su intromisión debe producirse mucho antes de que se desarrolle la agresión física.
Es, por tanto, la familia, el primer lugar donde hay que dar la batalla:
1º. A través la educación de los hijos, reforzando la identidad femenina en las hijas y el respeto y reconocimiento de dicha identidad en los hijos; y no haciendo hincapié en la igualdad, sino en el reconocimiento de la autonomía de la identidad femenina y la identidad masculina para, desde ahí, fomentar las relaciones recíprocas entre ellos.
2º. A través de una concepción más extensa (transformada) de la familia, mediante la cuál ésta sea pensada como esfera pública y no privada.

1 comentario:

Juan Paulus dijo...

He tocado un tema muy controvertido y difícil de analizar sin aspectos subjetivos realmente relevantes.

-Estoy totalmente de acuerdo que la institución de la familia "como persona jurídica" es una construcción cultural, ¿pero cuál es el origen y la finalidad de la familia? y en un sentido más delimitado: de la familia occidental moderna. ¿Qué concepto tiene usted de familia? Por supuesto que podríamos modificar las estructuras familiares, es más, podríamos legalizar el incesto, el abuso sexual a menores y la necrofilia, podríamos reconocer como legítimamente único el "matrimonio homosexual" o la poligamia como sistema matrimonial, pero, ¿cree que estaríamos hablando de una sociedad "estable", o más estable que la actual, a usted le interesa la estabilidad o la anarquía? ¿Qué es lo que le da estabilidad al sistema social? Esta pregunta la creo interesante para el debate.

-Al hablar del aspecto "natural" de familia nos referimos especialmente a los vínculos biológicos, que en gran medida determinaron su formación en los tiempos primitivos y que indudablemente influyen aún en el acercamiento de la pareja que da el principio a toda la organización. Me ha parecido acertado el ejemplo sobre el incesto entre chimpancés ya que pone en evidencia la utilidad natural que se establece por instinto entre un macho y una hembra, entre un macho y sus descendientes, etc. Una complementariedad natural constituida sobre la convivencia (vida) familiar entre seres que guardan un parentesco, ¿es ésto un hábito familiar de construcción cultural o natural, o ambas?

-¿El deseo de constituir y pertenecer a una familia es un comportamiento natural o aprehendido, o ambas?

-Si usted dice: "De este modo la cultura arraiga en nuestra naturaleza instintiva, por lo que toda nuestra organización cultural tiene su origen en nuestra naturaleza biológica." y antes dice: "Y como es un sistema de interacción construido, no es natural (si se quiere, connatural) y puede ser modificado." Si la familia es una construcción cultural que tiene sus raíces en comportamientos naturales e instintivos, ¿cómo es posible que el sistema de interacción que lo constituye no sea natural? O es natural o no lo es, o todo es natural o nada lo es, etc. Perdóneme pero no comprendo lo que dice. Utiliza un lenguaje muy técnico.

En mi anterior entrada me centraba en la sexualidad humana como un valor natural a la institución de la familia, y para ser más precisos, sobre diferentes argumentaciones que insisten en una pluralidad de estilos familiares sustentados dentro de prácticas sexuales marginales, ¿usted cree que la sexualidad humana está exclusivamente orientada a la procreación? ¿Por qué motivo existe el placer sexual? ¿La homosexualidad es una opción sexual natural o cultural?

Es curioso, por un lado mantiene una idea tradicional y conservadora de la familia, y por otro, tiene la visión de una estructura familiar absolutamente revolucionaria que proteja y desarrolle los derechos de los ciudadanos, sobre todo de las mujeres.

Saludos / Grüsse