domingo, 28 de enero de 2007

Eloísa (lee y contesta)

Historia de Abelardo y Eloísa (Este texto ha sido extraído y reconstruido a partir del texto que aparece en Campbell, J., Las máscaras de Dios. Mitología creativa, pp. 78 ss., Alianza Editorial, Madrid, 1992.)
Palabra de Abelardo.Hasta aquel momento había vivido castamente, pero entonces estaba dirigiendo mis miradas en torno mío y vi que ella poseía todas las cualidades que buscan los amantes.
Por otro lado, no me parecía que fuese a tener problemas si quisiera seducirla, considerando mi fama y mi persona agradable, y también su amor a las letras.
Inflamado de amor, pensé como podría intimar mejor con ella. Se me ocurrió alojarme en casa de su tío, con el pretexto de que los cuidados de una casa me distraían del estudio. Unos amigos arreglaron esto sin tardanza, pues el viejo era tacaño, pero deseaba dar instrucción a su sobrina Eloísa. Me encomendó ansiosamente su educación y me pidió que le dedicara todo el tiempo que pudiera restar a mis lecturas, autorizándome a verla a cualquier hora del día o de la noche y a castigarla cuando fuera necesario. Me maravilló la simpleza con que confiaba un tierno cordero (Eloísa) a un lobo hambriento (Abelardo)...
Bien, no es necesario decir más: primero nos unió el techo que compartíamos y después, nuestro corazón.
Eloísa quedó embarazada entonces, su amante, lleno de temor, la ocultó en casa de su hermana y cuando nació su hijo, le propuso el matrimonio.
Contrariamente e lo que se podía esperar ella lo rechazó...
Sepamos los motivos a través de las palabras de Abelardo.
Ella se mostró completamente disconforme y presentó dos razones contra el matrimonio: el peligro y la desgracia que entrañarían para mí.
Ella juraba (y así sucedió) que ninguna satisfacción aplacaría a su tío.
Por otro lado, afirmó, que yo era demasiado para ella, que ella no podría proporcionarme nada de valor a mi vida y que por su culpa, si nos casábamos, el mundo perdería a un hombre sabio y ejemplar....
Con mil argumentos de esta índole Eloísa continuó sin que pudiera apartarme de mi locura (el querer casarme con ella) y no pudiendo soportar ofenderme, estalló en lágrimas y acabó con estas palabras: “Sólo queda una cosa: en la ruina de ambos, la aflicción no sería menor que el amor que la precedió”.
Continúa la historia....
Una noche, habiendo sobornado a mi sirviente (escribió Abelardo) me atacaron mientras dormía, y se vengaron de mí de una forma tan cruel e irreparable como vil y vergonzosa.
El tío de Eloísa y sus atacantes convirtieron a Abelardo en un eunuco.
Abelardo, lejos de rebelarse contra el suceso, lo ve como un castigo divino justo y escribe...
Medité sobre mis esperanzas y mi gloria arruinadas, y vi que en virtud del justo juicio de Dios fui castigado allí donde más había pecado y que Fulbert (el tío de Eloísa) había vengado justamente la traición con traición.
Abelardo, avergonzado, entro en la abadía de Saint Denis y le pidió a Eloísa que ingresase en el convento de Argenteuil. Eloísa accedió....
Pasaron diez años de silencio cuando en la abadía donde estaba Abelardo se recibió una carta (de Eloísa).
En el sobre se podía leer: A su maestro, o más bien a un padre, a su marido, o más bien a un hermano, su doncella o, mejor, su hija, su esposa o, mejor, su hermana, a Abelardo, Eloísa.
(CARTA DE ELOÍSA) Y en el interior se leía: Tú sabes, amado mío, cuánto he perdido en ti, y qué infame acto de traición me robó a ti y a mi misma al mismo tiempo...El amor se tornó en locura y acabó con la esperanza de lo que era su única aspiración, cuando yo, obedientemente, mudé mi traje y con él mi corazón para demostrar que tú eras el único dueño de mi cuerpo, así como de mi espíritu. Dios sabe que en ti sólo te busqué a ti mismo, que simplemente te desee a ti y no lo que era tuyo. No pedí un contrato matrimonial, no perseguí ninguna dote; no me he esforzado por satisfacer mi gusto y mis deseos, sino los tuyos. Y si el nombre de esposa parecía más sagrado o más poderoso, para mí siempre fue más dulce la palabra amiga, o incluso (¡no te enfades!) concubina o ramera; pues cuanto más me rebajaba ante ti, más esperaba ganar tu favor y menos dañaría la gloria de tu fama.
Pongo a Dios por testigo que hubiese preferido ser tu mujerzuela antes que la esposa de cualquier emperador ¿Es que nunca has podido entenderlo?
Dime, entonces, una cosa: ¿Por qué, después de nuestra conversión, ordenada por ti mismo, caí en el olvido, para no volver a recibir el aliento de tus palabras o tus cartas? Dímelo, te pido, si puedes, o diré yo lo que creo y lo que todos sospechan: el deseo, más que la amistad, fue lo que te atrajo hacia mí; el placer, más que el amor. Esto, amado, no es tanto mi opinión como la opinión de todos...
Cuando era poco más que una niña tomé los estrictos votos de monja, no por piedad, sino cumpliendo tu mandato. Si no merezco nada de ti (ni tan siquiera una palabra) ¡qué vano me parecerá mi sacrificio! No puedo esperar recompensa de Dios, pues no he hecho nada por amor a Él... Dios sabe, si me lo hubieras ordenado, no habría dudado en seguirte o precederte al fuego de las llamas. Pues mi corazón no está conmigo sino contigo.
¿Cuál fue la respuesta de Abelardo? Una carta dirigida “A Eloísa, su amada hermana en Cristo, Abelardo, su hermano en el Mismo”...
He compuesto esta plegaria que te envío:
“Oh, Dios, que formaste a la mujer del costado del hombre y sancionaste el sacramento del matrimonio; que conferiste a mi debilidad un remedio para su incontinencia; no desprecies las plegarias de tu sirvienta y las plegarias que desgrano por mis pecados y los de mi amada. Perdona nuestros grandes pecados y que la atrocidad de nuestras faltas encuentre la grandeza de tu gracia inefable. Castiga a los culpables en el presente; perdónalos, en el futuro. Tú os has unido, Señor, y nos has separado, según tu voluntad. Ahora termina con suma misericordia lo que has empezado misericordiosamente, y une para siempre en el cielo a los que has separado en este mundo, tú, que eres nuestra esperanza, nuestro alimento, nuestra confianza, nuestro consuelo. Bendito sea el Señor. Amén.
Adiós en Cristo, esposa de Cristo; en Cristo adiós y vive en Cristo. Amén””.

CUESTIONARIO
1. Haz un resumen (5/7 líneas como mucho) de la historia.
2. ¿Qué es lo que te parece incorrecto de la conducta de Abelardo? ¿Qué es lo que te parece correcto?
3. ¿Qué es lo que te parece incorrecto de la conducta de Eloísa? ¿Qué es lo que te parece correcto?
4. ¿Piensas que de esta historia se puede extraer alguna enseñanza? ¿Cuál?
5. ¿Qué piensas acerca del sacrificio que hizo Eloísa cuando se negó a aceptar el matrimonio con Abelardo?
Reflexiona un poco acerca de la frase que dice Eloísa: “Sólo queda una cosa: en la ruina de ambos, la aflicción no será menor que el amor que la precedió”.
6. ¿Crees que en toda relación de pareja debe haber dolor? Explica la respuesta.
7. ¿Crees que el dolor es recíproco entre los individuos que componen la pareja? Explica la respuesta.
8. ¿Consideras que tanto el hombre como la mujer tienen la misma capacidad para producir dolor? Explica la respuesta.
9. ¿Quién consideras que tiene más capacidad para comprender y soportar el dolor que conlleva una relación, la mujer o el hombre? Explica la respuesta.
10. ¿Crees que Eloísa podía actuar de una manera distinta a cómo lo hizo? O por el contrario piensas que dadas las circunstancias: estar enamorada, su familia, la sociedad en la que vivía, etc., no pudo actuar de otro modo?
Vuelve a leer atentamente la carta de Eloísa
11. ¿Consideras que el amor es un sentimiento que, como dice Eloísa, puede conducir a una persona a la locura? ¿Por qué?
12. ¿Crees que el amor puede anular la personalidad de la mujer? ¿Por qué?
13. ¿Consideras que sigue enamorada de Abelardo? ¿Te parece razonable? ¿Por qué?
14. ¿Crees que Eloísa tiene razón cuando le dice a Abelardo que, en el fondo, nunca ha entendido lo que ella sentía realmente por él?
15. ¿Crees que las mujeres y los hombres son tan distintos que ellos nunca pueden terminar de comprender los sentimientos de una mujer? ¿Por qué?
16. ¿Crees que al hombre le mueve más el deseo y el placer que el auténtico amor?
17. ¿Es preferible ser considerada la "mujerzuela" de un hombre por amor, que la "esposa" de un hombre por interés?
18. Medita bien tu respuesta: ¿QUÉ ES LO QUE NUNCA HUBIESES HECHO TÚ DE HABER SIDO ELOÍSA? ¿Por qué?
19. Medita bien tu respuesta: ¿QUÉ ES LO QUE NUNCA HUBIESES HECHO TÚ DE HABER SIDO ABELARDO? ¿Por qué?
Olvida la carta y la historia, y contesta a las siguientes cuestiones
20. ¿Consideras que las mujeres y los hombres sienten de distinta manera? ¿Por qué?
21. Piensa en todas aquellas cosas que haces cotidianamente y que los hombres/mujeres con los que te has relacionado (maridos/esposas, parejas, hermanos/hermanas, padres,...) podrían hacer y no hacen por voluntad propia. Si todas esas actividades representan el 100%, ¿cuántas hace una mujer? y ¿cuántas hacen los hombres? ¿Por qué crees que ocurre?
22. Puntúa de 0 a 10 los siguientes valores: el primero, para la mujer y el segundo, para el hombre. Debes dar, por tanto, dos valores sucesivos, según consideres que los conceptos se adecuan más a las mujeres o a los hombres.
Sensibilidad: / ; Pasión: / ; Fuerza: / ; Equilibrio: / ; Comprensión: / ; Protección: / ; Organización: / ; Reflexión: / ; Sumisión: / ; Dominio: / ; Solidaridad: /
Sinceridad: / ; Carácter: / ; Conformismo: /; ;; Violencia: / ; Sexo: / ; Exhibicionismo: / ; Pasividad: / ; Sentimientos: / ; Inteligencia: / ; Miedo: / ; Valentía: / ; Saber escuchar: / ; Necesitar ser escuchado: / ; Hogar: /
Gritos: / ; Golpes: / ; Compromiso: / ; Razonamiento: /
Trabajo: / ; Seguridad: / Cocina: / ; Ruido: / ; Poder: /
23. MEDITA MUY BIEN ESTA RESPUESTA: ¿Crees que si fueses un hombre/mujer habrías dado las mismas respuestas que has dado en la pregunta anterior (22)? ¿Por qué?
24. Elige 3 conceptos que consideres muy importantes, para las mujeres en sus relaciones con los hombres.
25. Elige 3 conceptos que consideres muy importantes para los hombres en sus relaciones con las mujeres.
Volvamos a la historia de Abelardo y Eloísa
26. ¿Te gusta el final de la historia? Si no es así, escribe un nuevo final.

1 comentario:

javier ortega dijo...

Una aclaración.
Cuando contestéis el cuestionario, si sois hombres, intentad hacerlo como si fuéseis mujeres.
Es decir ¿qué consideráis que contestaría una mujer? Poneos en la "piel" de la mujer que más conocéis.