sábado, 3 de abril de 2010

Todo sigue igual

El otro día (24/03/2010) estuve escuchando en el telediario las conclusiones de un informe que habían hecho el Ministerio de Igualdad y el de Interior acerca de la lucha contra las redes de prostitución: precisamente, en estos momentos me encuentro inmerso en una investigación sobre la prostitución y la violencia contra la mujer. Me quedó un regusto amargo y no por la noticia en sí, sino porque desde hace algún tiempo espero tener noticias del Ministerio de Igualdad referidas al sistema educativo.
No puedo por menos que seguir sorprendiéndome de la falta de recursos, voluntad, conocimientos, o lo que sea, tanto de las personas que toman decisiones como de las que asesoran.
¿Qué queréis que os diga? Cada día que pasa me queda una sensación más profunda de oportunidad perdida.
Que se esté violando sistemáticamente la “Ley Integral” que obliga a tomar medidas estructurales contra la violencia de género en el sistema educativo, ya no me extraña. Que siga habiendo un desconocimiento tremendo acerca de los problemas que sufre “la mujer” en el mundo, en general, y en esta sociedad, en particular, tampoco me extraña. Que por ignorancia, dejadez, intereses, etc., se permita que se atente continuamente contra la dignidad de la mujer por parte de curas-oscuros-de-manos-largas; beatos-ignorantes-de-moral-tiránica; políticos-idólatras-de- neuronas-fáciles, etc., me lo puedo esperar. Pero que en pleno 2010 no se haya tomado la determinación de actuar sobre el sistema educativo como parte de una estrategia esencial contra la violencia de género… eso sigo sin entenderlo.
Pero vamos a ver, es barato, les puede proporcionar mucha publicidad favorable y puede hacer un bien enorme. ¿Qué más quieren?
Sí, ya sé que me van a decir que el Ministerio de Igualdad ha puesto en marcha los premios Irene, que el Instituto de la Mujer de la Región de Murcia ha contratado (no se sabe por cuánto) el programa de la “Máscara del amor”, y no digo yo que no sean buenas acciones: a falta de pan…, pero lo cierto es que estas medidas no son suficientes y, además, tienen un efecto más publicitario que educativo. Es como si nuestras autoridades competentes agotasen todos su recursos económicos e intelectuales en campañas publicitarias, como la reciente de la "tarjeta roja". Un simple comentgario a colación: esta campaña, como tantas otras, me parecen de una inmoralidad absoluta. Lo siento, pero es así. Estamos hablando de un fenómeno muy grave, que no remite, que se asienta en un sistema de valores intocable que, además se radicaliza en determinadas posiciones y, sin embargo, seguimos tratándolo publicitariamente, como si de la venta de un produto se tratara, un p`roducto que ni tan siquiera tiene demanda, porque nuestras autoridades ¿competenes? no han sabido crear dicha demanda. Pero lo peor de todo es que dentro de una generación seguiremos así.
Soy consciente de que con estas palabras no gano adeptos, pero les aseguro a las autoridades competentes que a la hora de intervenir en educación, y si se quiere ser efectivo, se debe desarrollar una estrategia que se expanda por toda la estructura del propi sistema.
Los pasos son muy claros:
1. Contar con un programa integral de intervención que abarque todas las dimensiones cotidianas del quehacer educativo: tutorías, actividades extraescolares, contenidos de las asignaturas, y que tenga en cuenta la realidad de los IES.
2. Que el tema de la igualdad entre los “géneros”, la autonomía de la mujer y la violencia doméstica, no sea tratado transversalmente, sino nuclearmente.
3. Que se cuente con un programa de formación para el profesorado, ya que es muy importante que SEPAMOS de qué se está hablando.
Pongamos algunos ejemplos extraídos de los cursos que doy a profesores, policías, alumnos universitarios (Máster de Género)…
a) La inmensa mayoría piensan que la Ley Integral es injusta, aunque no saben nada de esa ley.
b) La inmensa mayoría consideran que la mujer se aprovecha de esa Ley, "tributaria del feminismo radical", para “machacar” al hombre: denuncias falsas, beneficios en la separación, venganzas personales…
c) La inmensa mayoría tienen un desconocimiento absoluto de qué es la violencia contra la mujer desde una perspectiva cultural y social.
d) La inmensa mayoría mantienen unos sistemas de valores de dominación y subordinación de lo femenino frente a lo masculino y no son conscientes de ello.
Y esto ocurre tanto en mujeres como en hombres, tanto en jóvenes como en no tan jóvenes.
e) La inmensa mayoría está a favor de la "igualdad" entre mujeres y hombres, pero siguen manteniendo los valores tradicionales asociados a las relaciones entre la masculinidad y la femenidad, que subordinan a la mujer con respectio al hombre.
d) Etc.
4. Introducir estos programas en los centros educativos con personal externo e interno.
No se debe dejar el desarrollo de este programa exclusivamente al arbitrio del profesorado de los centros. No se nos puede olvidar que un centro educativo no es una "sociedad" ideal, sino un reflejo de la sociedad real y no nos debe sorprender que en la mayoría de ellos ni tan siquiera se vea la violencia contra la mujer como un problema social, y mucho menos cultural.
5. Introducir todas estas estrategias, contenidos, etc. en la formación del futuro profesorado a través del máster correspondiente.
Pero, pro favor, hay que asegurarse de que esto lo lleve a cabo personal auténticamente cualificado, que lo hay, pero por desgracia también abunda lo contrario: los que aprovechan la coyuntura para conseguir beneficios académicos, económicos, etc., y, por desgracia, son los que más salen en la foto.

Seguimos en el mismo sitio y parece ser que por mucho tiempo.
Un saludo.

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