miércoles, 31 de enero de 2007

Prejuicios y perjuicios

Preámbulo
1º. Que el ser humano no hace nada gratuito, al menos, desde una perspectiva social. Así, los modos de organización no son aleatorios ni caprichosos sino que desarrollan modos concretos de representación, valoración y acción para los individuos, en función de las necesidades del grupo.
2º. Si esto es así, entonces debemos plantearnos que todo el sistema de valores, principios y normas que operan, cognitiva y emocionalmente, sobre los individuos y determinan el ámbito de las relaciones domésticas, se ha desarrollado en función de alguna clave: ¿Cuál? La más evidente, en principio, es la supervivencia del grupo.
3º. Evidentemente las historias humanas son biográficas pero sólo alcanzan significación antropológica vista desde lo colectivo. ¿Por qué? Porque las estructuras que las hacen posibles no son subjetivas, sino intersubjetivas.
4º. Por eso es muy importante entender que lo que vamos a analizar son sistemas de relaciones y estructuras cognitivas y emocionales que las hacen posibles.

Estos aspectos ponen de manifiesto que aunque la violencia doméstica se concreta en los individuos, no debe ser pensada desde éstos, porque las conductas de los propios individuos deben ser pensadas en función del sistema de interacción comunitario( la maternidad, la paternidad, los modos de emparejamiento, el ámbito de lo público y lo privado, la esfera del trabajo, etc.) que se articula en función de estructuras culturales, que sirven para conformar los modos de pensar y sentir la realidad cotidiana que se vive y desea. Como vemos, estamos continuamente saltando de un contexto a otro que lo dota de significado, hasta alcanzar el nivel estructural, un estadio en el que se da la complementariedad.
Sé que a muchos lectores les costará admitir todavía, a pesar del análisis que hemos hecho de la misma en el capítulo anterior, la idea de la complementariedad como fundamento estructural de las relaciones domésticas. Que tendrán una fuerte resistencia a admitir que el sistema de relación masculino>femenino>masculino…, se base en el tipo de relación complementaria que estamos describiendo. ¿Saben por qué? Porque lo están pensando desde su individualidad, desde su autobiografía: yo no maltrato, yo no me dejaría maltratar, yo no soy así, mi pareja no me haría eso, mi marido me ayuda en la casa; yo comparto las tareas domésticas…. Desde esta perspectiva es imposible.
Pero despréndanse de esa individualidad y céntrense en ese concepto tan amplio que es el de humanidad : ¿qué nos encontramos?:

1. Nos pongamos melodramáticos o no, el macho humano mata, es tremendamente fanfarrón, agresivo, violento,… y este tipo de conductas se acentúan, cuando las circunstancias concurrentes inciden en aspectos tan elementales (estructurales) como el sexo. ¿Qué tipo de relación se puede establecer con un ser así…? (Y esto no es una cuestión de reflexión antropológica, sino de de vivencia cotidiana. Todo marido, novio, pareja, etc., es macho y, además humano, y eso nos cuesta entenderlo a todos)
2. La Naturaleza impele y, además, se ve reforzada culturalmente por un conjunto de valores que acentúan y justifican, (porque si hay justificación ya es cultura), todo ese conjunto de impulsos. De este modo, Naturaleza >Cultura>Naturaleza>… interactúan seleccionando todo un tipo (complementario) de conductas que aparentemente debe ser “bueno”, dado el nivel de universalidad con que se presentan.

Ahora bien, hay que entender una cuestión fundamental:
El sistema de interacción Naturaleza>Cultura>Naturaleza no actúa sobre los individuos aislados, sino sobre el sistema de relaciones que posibilita la comunidad de individuos. Y es aquí donde hay que buscar las causas de la violencia doméstica.

Por todo esto, si somos capaces de encontrar y aislar todos los valores que determinan, estructuralmente, las relaciones entre mujeres y hombres: el espacio donde interaccionan las relaciones sexuales y domésticas, entonces podremos comprender el ámbito desde donde emerge el fenómeno de la violencia doméstica, y podremos plantearnos la posibilidad (si interesa política y económicamente) de construir estrategias y modelos de intervención social que puedan, al menos, minimizar este fenómeno.

Toda pregunta esconde una respuesta: una cuestión de prejuicios y perjuicios
Lo primero que debemos hacer es admitir que sabemos muy poco acerca de la violencia doméstica. Ni usted, ni yo, ni las víctimas, ni…. Es sorprendente, en efecto, pero así es.
Durante cinco años he investigado el fenómeno de la violencia doméstica y la primera conclusión a la que he llegado ha sido esta: no sabemos de qué hablamos cuando nos referimos a la violencia doméstica, pero todos tenemos una opinión.
Este prejuicio produce gravísimos perjuicios por varias razones:

1. Porque no nos permitirá entender que la relación femenino>masculino>femenino>... hunde sus raíces más allá de la historia personal (autobiográfica) o configuración social: precisamente en la cultura.
2. Porque no hará posible comprender la violencia doméstica desde el contexto que la causa, lo que no nos permitirá, a su vez, desarrollar estrategias para la modificación de dicho contexto.
3. Porque nos impedirá adentrarnos en la base estructural de la violencia doméstica que es, a mi entender, el único modo de comprender cómo es posible que una persona sea, ¿inconscientemente?, víctima de malos tratos durante muchos años.
4. De este modo no podremos desarrollar estrategias que combatan las causas de la violencia doméstica ni terapias que ayuden a la recuperación de las víctimas, las cuáles seguirán aisladas en lo que hemos llamado “soledad cultural”.
En este último sentido me parece un error vital considerar que la mujer “ve” su relación como normal (esto es una condena a la soledad), como se puede llegar a escuchar en alguna entrevista a “especialistas”. No, es anormal, pero es lo que hay y siempre queda "la esperanza de que él cambiara y pudiésemos estar como una familia normal" (palabras de una víctima de malos tratos).

Pues bien, ¿qué sabemos de la violencia doméstica?
¿Qué sabemos de nosotros como miembros de una comunidad? ¿Qué sabemos de los valores y principios que conforman nuestras normas y prejuicios? ¿Dónde anidan nuestras emociones y dónde empiezan a sustituir a las razones? ¿Existe, realmente, un modo-de ser masculino y un modo-de-ser femenino? ¿Cómo se constituyen y relacionan dichos modos de ser?...
Contestar primero a estas cuestiones es necesario para poder responder a la pregunta acerca de la violencia doméstica…. Y sin embargo se opina, se (pre)juzga, sin darnos cuenta de que nuestra ignorancia, desidia y prepotencia, por muy buena intención que tengamos, condena a una amplia porción de la población humana a unas condiciones de vida… ¿demasiado humanas?
Entender esto se nos hace muy difícil, y quizás nunca sea comprensible del todo, pero, como intentaré mostrar, parte de la culpa de esta incomprensión radica en nosotros mismos, en nuestras preconcepciones y en nuestros prejuicios, que arrojan a la víctima de malos tratos al ostracismo. ¿O, a lo mejor, deberíamos admitir que la violencia doméstica es un “efecto colateral” un precio que estamos dispuestos a pagar, todos y todas (como reza la buena costumbre) por seguir con el modelo social y el estilo de vida que tenemos?
Los problemas nunca se solucionan por sí solos y su solución siempre implica un coste que hay que estar dispuesto a pagar.
Con respecto a la violencia doméstica, todavía me pregunto si nos interesa siquiera conocer el precio.


Metálogo
Este metálogo, que es un modesto homenaje a G. Bateson, por arrojar tantas brumas a mi pensamiento, no es del todo una ficción, sino el resultado (creado por mí) de una conversación que mantuve con varias chicas en un Cine Forum.
Vimos la película Te doy mis ojos. Película de Iciar Bollaín que narra una historia de maltrato, y tras ella se inició un coloquio en el que se pusieron de manifiesto, sobre todo, dos cuestiones:

1. Que no comprendían a la víctima. No entendían por qué no había acabado con la relación desde el primer momento.
2. Que la responsabilizaban a ella de la situación, porque era débil e ingenua, porque era dependiente, porque que nunca debería haber consentido.

A partir de esta conversación intenté construir, que no reconstruir, un diálogo que aglutinase los puntos de vista expresados por ellas, incluyendo, evidentemente, los prejuicios que en mi opinión los alimentaban.
Pero quiero señalar, que este metálogo no es tanto una reflexión entorno a la violencia doméstica, cuanto una aproximación a los prejuicios que tenemos a la hora de pensar y sentir el maltrato. Por tanto, no deben esperar ninguna respuesta posible, ni tampoco ninguna hipótesis verosímil: todavía no es el momento. Estamos en un momento previo, que tiene un carácter eminentemente metodológico, y su función consiste en proporcionar las pautas para comenzar a entender la violencia doméstica desde los contextos que la hacen posible.
Lo más sorprendente de todo era que, a pesar de la publicidad, a pesar de las legislaciones, a pesar de la “toma de conciencia” ante el problema de la violencia doméstica, la víctima seguía siendo en última instancia la responsable, que no la causante, del maltrato. Y esta responsabilidad, asumida por ella misma y reconocida por los demás, condena a la víctima a años de maltrato emocional y/o físico; a llevar un velo de incomprensión propia y ajena que la aísla, emocionalmente, de toda comprensión y, por tanto, de toda decisión.


- ¿Por qué las mujeres se dejan maltratar?
No creo que esa sea, precisamente, la pregunta pertinente. Eso es simplificar demasiado las cosas.
- ¿Me estás diciendo que contestar a la pregunta por la causa del maltrato es simplificar las cosas?
- No, lo que estoy afirmando, de modo general, es que en lo que se refiere a conductas humanas, corremos el riesgo de que nuestras preguntas contengan una respuesta. Y en este caso concreto, todas las preguntas que podamos hacer asumen, de hecho, la respuesta.
- ¿Cómo es posible que una pregunta acerca de las causas contenga ya la respuesta?
- Muy sencillo, porque cuando preguntas acerca de los fenómenos humanos (a diferencia, quizás, de otros fenómenos), aunque seas racionalmente neutro (que ya es demasiado suponer), no los eres emocionalmente.
Aunque no lo queramos admitir, o no nos demos cuenta, o no queramos reconocerlo, pues es más fácil hablar de átomos, pongamos por caso, que de notros mismos, en asuntos humanos siempre se tiene una opinión basada en creencias y ésta se manifiesta en cualquier pregunta que hagas.
Así, en tu primera pregunta has dado por hecho dos fenómenos fundamentales que son, precisamente, los que deben ser explicados:
Primero, que las mujeres son conscientes de que son maltratadas.
Y, segundo, que las mujeres consienten dicho maltrato.
Así pues, formulada tu pregunta, creado el ámbito de la respuesta: si una persona es consciente de que la maltratan y se deja es porque está ¿mal de la cabeza?, ¿se cree inferior?, ¿tiene miedo?..., o ¿todo a la vez?
- Hombre, yo no creo que deba ser planteado así. O por lo menos no era mi intención decir eso.
- ¿Tú buena o tú mala intención?
- ¿Qué quieres decir?
- Con respecto al tema de la violencia doméstica te sorprendería saber con cuántas “buenas intenciones” se opina y cuánto daño se hace a las víctimas de maltrato.
- ¿Me estás diciendo que la violencia doméstica es un fenómeno consentido por todos?
- En efecto.
- Te estás refiriendo al hecho de que la violencia doméstica es un fenómeno social y que, por tanto, todos tenemos cierta responsabilidad como miembros de esta sociedad.
- ¿Te sientes tú responsable de la violencia doméstica?
- Bueno, en cierta medida, porque vivo en una sociedad machista y no hago nada por cambiarla.
- Es una buena respuesta (políticamente correcta), pero: ¿Te crees de verdad lo que acabas de decir…? ¿O es, simplemente, una forma de acallar tu mala conciencia?
- Sigo sin entenderlo. ¿Cómo es posible que mi afirmación tampoco sea correcta? Si pregunto por el maltrato centrándome en víctimas y agresores, malo, porque a mi pregunta subyacen prejuicios que provocan que cualquier respuesta no explique las causas y se vuelva peligrosa. Si extiendo la responsabilidad a la sociedad entonces, tampoco… ¿Qué me queda? ¿Los responsables somos unos pocos: los medios de comunicación, las amistades, la religión…?
- Podrás partir y repartir todo lo que tú quieras, pero la primera pregunta que hiciste lo dejó todo claro desde el principio. Nadie en su sano juicio se deja maltratar, luego la persona maltratada no está en su sano juicio. Todo lo demás sólo sirve para enmascarar esta preconcepción.
- Pues no lo sé, porque por mucho que lo pienso no se me ocurre nada.
- Precisamente por eso, porque piensas….y siempre piensas de la misma forma y desde “lugares” comunes que ni tan siquiera sabes que existen.
Siempre preguntas cuando ya tienes una respuesta, sin darte cuenta del origen de la respuesta. Por lo que dicha pregunta se transforma en retórica. Y así nunca hay ni sorpresa ni indagación.
¿Te has planteado, alguna vez, que se puede pensar de otra manera?
- ¿No es lo que estamos haciendo ahora y tú estás criticando?
- No, las preguntas que nos hacemos cambian, pero no los presupuestos a partir de los cuáles juzgamos.
Lo que yo digo es que pensemos dichos presupuestos.
- ¿Y cómo puede hacerse eso? Porque, si no lo he entendido mal, lo que propones no es una reflexión, sino una metarreflexión.
- En efecto, aunque no sepamos dónde vamos a ir a parar, eso es lo que propongo: no una reflexión acerca del fenómeno de la violencia doméstica, sino de los principios a partir de los cuáles lo pensamos y valoramos.
- Sí, de acuerdo, pero ¿cómo hacerlo?
- Quizás deberíamos comenzar por el principio, como lo hacen las buenas historias, pero siempre teniendo en cuenta que dicha historia debe ser reescrita a la misma vez que se está narrando.

martes, 30 de enero de 2007

Los cimientos de la sociedad

Aquí te planteo un cuestionario, también contestado por muchísimas personas, a lo largo de una investigación sobre violencia doméstica, que realicé durante 5 años.(Espero que el libro donde recojo toda la investigación se publique)
Contesta a las cuestiones y ya os comentaré los resultados.


Tan sólo como hipótesis, si sólo existiese un sexo:1. ¿Cuál crees que sería el sexo más capacitado para la vida humana, el masculino o el femenino? Explica tu respuesta.
2. Describe, física y psicológicamente el ser superviviente (tres conceptos para la dimensión física y tres conceptos para la dimensión psicológica?
3. Ordena los siguientes conceptos en función de su importancia para la vida humana(el más importantes el primero y el menos importante el último)
fuerza física, maternidad, fuerza mental, sensibilidad, paternidad, sexualidad, sexo, comprensión, pasión y sinceridad.

Lee atentamente
Paraíso y pecado
"El Señor Dios tomó al hombre y lo colocó en el parque de Edén, para que lo guardara y cultivara: El señor Dios mandó al hombre:
- Puedes comer de todos los árboles del jardín; pero del árbol de conocer el bien y el mal no comas; porque el día en que comas de él, tendrás que morir.
El Señor Dios se dijo:
"No está bien que el hombre esté solo; voy a hacerle el auxiliar que le corresponde" (A continuación crea a todos los animales para que el hombre les pusiera nombre, pero "no se encontró el auxiliar que le correspondía).
Entonces el Señor Dios echó sobre el hombre un letargo, y el hombre se durmió. Le sacó una costilla y creció carne desde dentro. De la costilla que le había sacado al hombre, el Señor Dios formó una mujer y se la presentó al hombre.
El hombre exclamó:
- ¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Su nombre será Hembra, porque la han sacado del Hombre".


4. ¿Qué es lo que más te llama la atención de este texto? ¿Por qué?
5. ¿Crees que la sociedad sería la misma si el texto original hubiese terminado de la siguiente manera?
"La mujer exclamó:
- ¡Este sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Su nombre será Hombre, porque la han sacado de la Hembra".

6. ¿No se ajustaría más, este último final, a lo que ocurre en la Naturaleza?
7. ¿Consideras que el género femenino sufre socialmente las consecuencias de una cultura masculina, o crees que el "machismo" es algo que sólo tiene que ver con situaciones personales?

Lee atentamente
Origen de la sexualidad
“El gran Dios creó, en un principio, a los seres humanos sin órganos sexuales. Éstos vivieron felizmente durante algún tiempo, pero de pronto se sintieron a disgusto y le pidieron a la deidad que les enviara gente distinta. El Gran Dios les envió los órganos sexuales femeninos y masculinos, que deambulaban como personas, solos. Un día, las primeras personas decidieron distribuirse en dos campos para realizar mejor las tareas cotidianas e invitaron a los órganos sexuales a entrar en uno u otro campo. Los masculinos se acoplaron a los habitantes de un campo y los femeninos a los del otro. Entonces los dos grupos se convirtieron en hombres y mujeres, comprendieron que eran distintos y desde aquel momento ha habido división y conflicto entre ambos”.

8. ¿Encuentras algún parecido entre este mito y el anterior? Explícalo.
9. ¿Por qué crees que los mitos que narran el origen de los seres humanos marcan una diferencia tan grande entre hombres y mujeres.
10. ¿Consideras que esta diferenciación tiene una función social específica? ¿Cuál o cuáles serían esas funciones?
11. ¿Crees que sería posible admitir que el modo de ser masculino es más apto que el modo de ser femenino para la supervivencia de la especie humana?
12. ¿Crees que la mujer está mejor adaptada biológicamente para ser madre que el hombre para ser padre? ¿Por qué?
13. ¿Crees que se pueden complementar el modo de ser masculino y el modo de ser femenino? ¿Cómo?
Una última cuestión:
14. ¿Por qué crees que socialmente está mejor considerado que en caso de divorcio sea la madre la que se quede con los hijos?

Lee atentamenteHistoria de Eva y la serpiente y el árbol del conocimiento
"... La serpiente replicó:
- ¡Nada de pena de muerte! Lo que pasa es que sabe Dios que, en cuanto comáis de él, se os abrirán los ojos y seréis como Dios, versados en el bien y en el mal.
Entonces la mujer cayó en la cuenta de que el árbol tentaba el apetito...."


Historia de Garang y Abuk
“En el principio, el Gran Dios daba un grano de mijo al día a la pareja primordial: Garang y Abuk, suficiente para satisfacer sus necesidades; pero, codiciosa, Abuk decidió plantar más mijo y mientras cavaba golpeó al Gran Dios con el extremo del azadón. La deidad se enfureció tanto que se alejó de la humanidad, distancia que mantiene todavía, y envió un pájaro azul a que cortase la cuerda que por entonces unía el cielo con la tierra.
Desde aquel momento los seres humanos tienen que trabajar mucho para procurarse alimento y están sujetos a la enfermedad y la muerte”.

15. ¿Qué crees que narran cada una de las historias?
16. ¿Consideras que hay algún parecido relevante entre ambas historias?
17. Señala los tres conceptos más importantes que, a tu juicio, reflejan el contenido de las dos historias.
18. Describe física y psicológicamente a Abuk y a Eva.

Fíjate en los siguientes conceptos mitológicos: héroe, búsqueda, tenacidad, fuerza, promesa, pecado, viaje, belleza, peligro, cuidado, traición, linaje, vida, sabiduría, verdad, espera, origen, final, reino...

19. ¿Consideras que estos conceptos se aplican, desde la cultura, indistintamente al hombre y a la mujer?
20. Señala los que consideres que se aplican, preferentemente a lo masculino.
21. Elige un concepto, no es necesario que sea de los que aparezcan aquí, que exprese, en tu opinión, del modo más completo la idea de feminidad.
22. Haz lo mismo pero para la idea de masculinidad.

Lee atentamente
Historia de la reina Meave y su esposo Ailill
“... La pareja estaba en paz en su fortaleza de Cruachan, acababan de extender el lecho real, cuando dijo Ailill: “Mujer, ciertamente es verdad el dicho de que la esposa de un buen hombre es buena”. Ella respondió: “Sí, pero ¿en qué te afecta eso a ti?” El respondió: “Porque ahora eres mejor que el día que me casé contigo”. Ella dijo: “Era buena incluso antes de verte”. “Entonces resulta curioso”, respondió él, “que nunca oyéramos nado de tus bondades, sino sólo que confiabas en tus ardides femeninos mientras que en las fronteras los enemigos te desvalijaban de tu botín y de tu presa con facilidad”.
Meave lo miró detenidamente y contestó:
“Yo no era como tu dices, sino que vivía con mi padre Eochaid, rey de Irlanda, que tenía seis hijas, y yo era la más noble y querida de todas. Porque ninguna me aventajaba en generosidad, y con respecto a la batalla, lucha y combate también era la mejor. Tenía ante mí y mi alrededor dos veces mil quinientos mercenarios reales, todos hijos de caciques, con diez hombres por cada uno, y por cada uno de estos, ocho hombres; y por cada uno de estos, seis hombres; y por cada uno de estos, cinco hombres,.....
(Muchos reyes llegaron pretendiéndome), pero les rechacé, porque yo fui la que exigió un extraño regalo de novia, uno que ninguna mujer había pedido nunca a ninguno de los hombres de Erin; que mi marido no fuera tacaño ni celoso ni miedoso.
El motivo es que si el marido que yo tuviera fuera avaro, no estaría bien porque yo le ganaría en generosidad. Y si fuera miedoso, no estaría bien, porque yo sola obtendría la victoria en las batallas, torneos y luchas. Y si fuera celoso, tampoco estaría bien, porque nunca me ha faltado un hombre a la sombra de otro. Y de hecho he conseguido un marido así, tú: Ailill mac Rosa Rua de Leinster (...). Así que si alguien te menosprecia, te mutila o te engaña, no hay seguro o compensación
por tu honor dañado, sino lo que es mío: porque eres un perrito faldero”.

El punto de vista de una mujer !Kung
"Las mujeres son fuertes; las mujeres son importantes. Los hombres zhun/twa (!kung san) dicen que las mujeres son los jefes, las ricas, las sabias. Porque las mujeres poseen algo muy importantes, algo que hace a los hombres vivir: sus genitales. Una mujer puede traer vida a un hombre incluso cuando está casi muerto. Puede darle sexo y hacerle vivir de nuevo. ¡Si ella rehusase, él moriría! Si no hubiera mujeres a su alrededor, su semen los mataría. ¿Sabías eso? Si hubiera sólo hombres, todos ellos morirían. Las mujeres les hacen posible vivir".

23. ¿Con cuál de las dos mujeres te identificarías más? ¿Por qué?
24. ¿Qué es lo que te parece más razonable de ambos discursos?
25. Describe física y psicológicamente a la reina Meave.
26. ¿Se podría decir que la contestación que da Meave a su marido tiene un claro carácter masculino? ¿Por qué?
27. Describe física y psicológicamente a Ailill.
28. Céntrate en las palabras de la mujer ¡kung. ¿Consideras que los conceptos vida y sabiduría, tal y como afirman los ¡kung, son los que mejor pueden definir la naturaleza de la mujer? ¿Por qué?
29. No te precipites en la respuesta. ¿Consideras que ser madre lleva consigo una “pérdida” en la mujer como persona que no afecta a los hombres en tanto que personas? ¿Por qué?
30. ¿Crees que las figuras del padre y de la madre son distintas para los hijos? ¿Por qué?
31. Es un hecho contrastado que en la inmensa mayoría de las mitologías el héroe no sólo es masculino, sino que además está vinculado de alguna manera con la figura del padre? ¿Por qué crees que: 1º no hay héroes femeninos, comparativamente hablando y, 2º no se vincula al héroe masculino con la madre?
32. ¿Crees que los valores femeninos no son adecuados para las historias mitológicas?
33. Si te ves capaz cuenta, en pocas líneas, un mito donde aparezcan relacionadas las figuras de la madre y de la hija.
34. ¿Podrías dar tres características que contengan el “padre ideal” y otras tres que contengan a la “madre ideal”?

Lee atentamente
“Hay una maravillosa historia de la deidad, del Yo que dijo “Yo soy”. Apenas lo dijo, sintió miedo (...). Porque ahora era una entidad en el tiempo. Entonces pensó: De qué habría de tener miedo, si soy lo único que existe. Y no bien lo hubo dicho, se sintió solo, y deseó que hubiera otro, y entonces sintió deseo. Se hinchó, se dividió en dos, se volvió macho y hembra y engendró el mundo”.

35. Escribe los tres conceptos que, a tu juicio, resuman la historia.
36. ¿Con cuál de las historias leídas anteriormente podrías relacionarlo? ¿Por qué?
37. ¿Consideras, como el mito, que la soledad es la primera condición para la creación o no? ¿Por qué?
38. Está claro que para engendrar se necesita al macho y a la hembra, pero se necesita, también, lo masculino y lo femenino para engendrar la sociedad, o sería suficiente con uno de los dos? ¿Por qué?
39. Si tu respuesta ha sido que se puede generar lo social con un sólo sexo, con cuál? ¿Por qué?
40. A pesar de todo y analizando las mitologías que son eminentemente masculinas, ¿qué papel juega lo femenino en el mundo humano? ¿Es imprescindible?

Hablemos de consortes
¿Conoces la historia de Tiresias?
Tiresias fue aquel individuo que tuvo la experiencia de ser mujer y hombre por un asunto de sexo y serpientes que ahora no vienen al caso. Lo importante es que pudo experimentar los dos modos de ser.
Pues bien....Estaban Zeus y su mujer "discutiendo sobre quién disfrutaba más del coito, si el hombre o la mujer. Y por supuesto nadie podía decidirlo porque sólo conocían un lado de la cuestión. Hasta que alguien dijo: "Preguntémosle a Tiresias.
Así que van a ver a Tiresias y le hacen la pregunta, y él dice: "Bueno, la mujer, nueve veces más que el hombre".


Por alguna razón que no consigo explicar y espero que tú me ayudes, Hera, la esposa de Zeus, se enfadó y lo dejó ciego....
41. ¿Por qué crees que Hera reaccionó así?
42. ¿Consideras que Tiresias, que había sido hombre y mujer, tenía razón? ¿Por qué?
43 ¿Consideras que la sexualidad se vive de modo diferente en función de a qué sexo se pertenezca? ¿Por qué?
44. Puntúa de 0 a 10 los siguientes conceptos en función de la importancia que tú consideras que tiene para el modo-de-ser de la mujer y el modo-de-ser del hombre. Debes dar, por tanto, dos valores sucesivos, el primero para la mujer y el segundo para el hombre:
Sexo: / ; Sexualidad: / ; Procreación: / ; Hijos: / ; Maternidad: / Paternidad: / ; Búsqueda de placer: / ; Matrimonio: /
45. ¿Consideras que, de alguna manera, ser esposa en esta sociedad puede ser un lastre para la mujer como persona? ¿Por qué?
46. Si la mujer es: persona, esposa y madre. ¿Crees que hay un mismo nivel de exigencia social para el hombre en tanto que persona, esposo y padre? ¿Por qué?
47. Por cierto ¿Cuál de los tres aspectos mencionados en la pregunta anterior es más importante para la mujer? ¿Y para el hombre? Explícalo.
¿Quieres añadir algo a todo lo que has dicho? Si te apetece, puedes comentar como te sientes y qué piensas después de haber contestado a todas estas cuestiones. MUCHAS GRACIAS POR TU INTERÉS.

lunes, 29 de enero de 2007

Las emociones y la violencia doméstica

Carmen Gallano Petri, psicoanalista, decía en una conferencia que el problema de la violencia doméstica tieneuna magnitud que no conseguimos entender.
Yo diría que más que magnitud es una profundidad talque nos parece un abismo al que mejor no asomarse, por lo que pudiera ocurrir.
Desde este lugar yo les invito, precisamente a asomarse a dicho abismo y a encontrarnos con lo que somos en nuestra subjetividad y lo que somos como intersubjetividad.
Todos sabemos que existe la violencia y que, además, el mundo de la violencia, tanto por parte de los agresores como por parte de las víctimas es un mundo eminentemente masculino, salvo en el caso de la violencia doméstica, en el que mayoritariamente, los agresores son hombres y las víctimas, mujeres. (Véase, por ejemplo, Gelles, R.J., y Cavanaugh, M.M, “Factores sociales” en Sanmartín, J., El laberinto de la violencia, pp. 48-49, Ariel, Barcelona, 2004).
Incluso, en lo que se refiere al maltrato infantil y de ancianos en la esfera doméstica, la condición femenina sigue siendo un factor importantísimo a tener en cuenta:
a) Porque la mayoría del incremento en el maltrato a personas de la tercera edad se produce entre mujeres, con un aumento de casi el 167% entre los asesinatos en un periodo comprendido entre el 2000 y el 2003.
b) Porque aunque el maltrato infantil aumenta entre los años 2000-2004, mientras que en niños aumenta casi un 50%, en niñas lo hace en casi un 91% (Estos datos pueden consultarlos en www.gva.es/violencia, la página del Centro “Reina Sofía” para el Estudio de la Violencia).

No sería, por tanto, sorprendente afirmar que bajo estas manifestaciones de violencia (ancianos y niños) se oculta el maltrato a mujeres.

2.2. Definición de violencia y tipos de violencia domésticaAdemás, es necesario que tengamos en cuenta que no hay violencia accidental, sino que ésta es una conducta (activa/pasiva) que provoca daños, transgrede derechos humanos y busca el sometimiento y el control de la víctima (Torres Falcón, M., “Familia”, en Sanmartín, J., El laberinto de la violencia, pp. 77-78).
Desde esta perspectiva, ¿qué tipos de violencia doméstica podemos distinguir? :
- Física, que se realiza contra el cuerpo de la mujer y suele caracterizarse por ser progresiva en intensidad y frecuencia y por ser cíclica.
- Psicológica (asedio, control, aislamiento,…), que se realiza contra la autoestima de la mujer y provoca inseguridad y minusvaloración.
- Sexual, que se realiza contra la libertad sexual de la mujer, obligándola a realizar prácticas sexuales que considera, o le resultan, desagradables y lesivas.
- Económica, que se realiza controlando los recursos económicos y materiales, limitando el acceso de la mujer a los mismos.

Pero todos estos tipos, de violencia, de los cuáles la mujer sólo suele ser consciente del primero , resultan inexplicables, aunque se puedan describir, sin un contexto que los dote de significado. Porque ¿cómo es posible que la mujer no sea consciente del maltrato psicológico, sexual y económico y, además, aguante durante años el maltrato físico?
Ni la tipología establecida, ni la dimensión individual del problema pueden darnos una respuesta adecuada. Para ello debemos introducirnos en las estructuras que hacen posible las relaciones domésticas, y darnos cuenta que allí se desarrolla un tipo muy concreto de relación entre mujeres y hombres: la trong>complementariedad, que provoca un tipo de violencia implícita: la violencia emocional, que debe ser entendida como contexto a partir del cual deben ser pensados causa del maltrato.
¿En qué consiste la violencia emocional?
Las emociones son sentimientos de distinta intensidad y que son generados por ideas, recuerdos, situaciones, etc.
Son emociones, por ejemplo, la pasión, el humor, el afecto (amor y odio), etc. Y si bien es cierto que lo individual, el temperamento, es un factor importante para analizarlas, cuando lo hacemos debemos darnos cuenta que en esta dimensión sólo podemos describir el modo que tienen los individuos de manifestar normalmente las emociones.
En este nivel no hay ni pregunta por las causas ni posibilidad de respuesta. Ahora bien, si nos preguntamos por los modos de sentir (se) y pensar (se) en el interior del mundo y de nuestras relaciones con él (que incluye a los demás), nos estaremos preguntando por los modelos intersubjetivos que determinan nuestras emociones y, por tanto, por las causas de las mismas.
La conclusión es clara, las causas de la violencia doméstica no deben buscarse en la dimensión individual del fenómeno, ni tampoco en su dimensión social, sino en la cultura, en la propia estructura que posibilita el espacio de interacción entre los hombres y las mujeres, el ámbito de lo doméstico o lo que es lo mismo, la familia complementaria, entendida como el lugar donde los individuos se tornan sujetos socialmente hábiles. Donde todos aprendemos y aprehendemos esas habilidades necesarias para comunicarnos con los demás, que son como nosotros.
Nos desplazamos de este modo a la idea de complementariedad que debe ser entendida como un concepto que señala a los modos de pensarnos y sentirnos (ethos) en el interior de las relaciones domésticas, siendo, por tanto, el núcleo central desde donde entender la violencia doméstica como un fenómeno cultural.
3. El concepto de complementariedad como contexto
¿Qué tipo de relación se da entre mujeres y hombres en el seno de la comunidad?
No tengo dudas al respecto: de tipo complementario.
Esta afirmación tan breve es la que más problemas puede dar, porque aquellas personas con las que he podido discutir acerca de ella se han mostrado muy reticentes, y en algunos casos, hostiles a la hora de aceptar que las relaciones entre los hombres y mujeres sean complementarias. A mi modo de entender, la razón estriba en un aspecto fundamental: los prejuicios con los que hombres y mujeres nos miramos los unos a las otras y viceversa. Prejuicios que, además, vienen contextualizados por la propia complementariedad.
Dicho de otro modo, en un mundo estructurado complementariamente, como es el caso de las relaciones entre hombres y mujeres, no entienden lo que significa la complementariedad como estructura.
En efecto, si recurrimos a la definición de complementariedad, que nos ofrece la Real Academia Española en su Diccionario de la Lengua Española, nos encontramos con que significa: “Calidad o condición de complementario” y si, desde aquí, nos vamos a la definición de complementario: “Que sirve para completar o perfeccionar alguna cosa”, entonces podemos empezar a entender las suspicacias que levanta el concepto.
Digamos que la inmensa mayoría de las personas pensamos que los hombres están hechos para las mujeres y las mujeres hechas para los hombres, en el sentido de las medias naranjas. Es decir que ambos se completan en sus funciones biológicas y sociales y culturales. Menganito está hecho para Zutanita, y por eso forman una pareja ideal (el orden que debe ser). Entonces se casan (el orden continúa) y fundan una familia ordenada, en la que cada cuál cumple con el papel que le es propio y que completa al otro, ya sea como esposa y esposo, ya sea como madre y padre (que ordenaran la siguiente generación).
Desde aquí, se desarrollan dos posiciones:
1. Los que consideran que esto es un hecho de la naturaleza y, por tanto, la sociedad y la cultura deben reflejar esa organización, y si se da una supeditación de la mujer al hombre, esta responde al orden da la realidad.
2. Los que consideran que esto no es un hecho natural sino social y cultural, y si se da un dominio del hombre sobre la mujer, este se debe a que el mundo se construye masculinamente, contra la mujer.
Pero hay otra posibilidad, pero para entenderla hay que pensar la realidad, en todas sus dimensiones, de una manera sistémica. Hay que pensar en los individuos como procesos y no entidades. Es decir, pensar en un mundo en el que no se dan hombres y mujeres, como entidades distintas y distantes, sino esposo>esposa>esposo como proceso contextualizado por hombre>mujer>hombre, como proceso contextualizado por masculino>femenino>masculino......, como proceso contextualizado por la complementariedad.
En este sentido, la complementariedad no debe ser entendida en términos de individuos sino de relaciones. Y así, podemos entender que la relación entre, pongamos por caso, las leonas y las cebras (predador y presa) también es una relación complementaria, pero sólo puede ser definida en el interior de un entorno que la configura: la sabana.
Del mismo modo, cuando hablo de complementariedad como estructura de las relaciones domésticas, ésta no debe ser entendido como complemento o perfeccionamiento (esto es mito), sino también como dominio>sumisión>dominio. Y esto no significa qua las relaciones entre hombres y mujeres deban ser de este tipo, pero nos sitúan ante un hecho incuestionable, que este tipo de relación también está presente en la conformación de las relaciones domésticas. Y la gran modificación que hemos producido en todo el planteamiento, es que mujeres y hombres no son causa de las relaciones domésticas, sino efectos de las mismas.

domingo, 28 de enero de 2007

Eloísa (lee y contesta)

Historia de Abelardo y Eloísa (Este texto ha sido extraído y reconstruido a partir del texto que aparece en Campbell, J., Las máscaras de Dios. Mitología creativa, pp. 78 ss., Alianza Editorial, Madrid, 1992.)
Palabra de Abelardo.Hasta aquel momento había vivido castamente, pero entonces estaba dirigiendo mis miradas en torno mío y vi que ella poseía todas las cualidades que buscan los amantes.
Por otro lado, no me parecía que fuese a tener problemas si quisiera seducirla, considerando mi fama y mi persona agradable, y también su amor a las letras.
Inflamado de amor, pensé como podría intimar mejor con ella. Se me ocurrió alojarme en casa de su tío, con el pretexto de que los cuidados de una casa me distraían del estudio. Unos amigos arreglaron esto sin tardanza, pues el viejo era tacaño, pero deseaba dar instrucción a su sobrina Eloísa. Me encomendó ansiosamente su educación y me pidió que le dedicara todo el tiempo que pudiera restar a mis lecturas, autorizándome a verla a cualquier hora del día o de la noche y a castigarla cuando fuera necesario. Me maravilló la simpleza con que confiaba un tierno cordero (Eloísa) a un lobo hambriento (Abelardo)...
Bien, no es necesario decir más: primero nos unió el techo que compartíamos y después, nuestro corazón.
Eloísa quedó embarazada entonces, su amante, lleno de temor, la ocultó en casa de su hermana y cuando nació su hijo, le propuso el matrimonio.
Contrariamente e lo que se podía esperar ella lo rechazó...
Sepamos los motivos a través de las palabras de Abelardo.
Ella se mostró completamente disconforme y presentó dos razones contra el matrimonio: el peligro y la desgracia que entrañarían para mí.
Ella juraba (y así sucedió) que ninguna satisfacción aplacaría a su tío.
Por otro lado, afirmó, que yo era demasiado para ella, que ella no podría proporcionarme nada de valor a mi vida y que por su culpa, si nos casábamos, el mundo perdería a un hombre sabio y ejemplar....
Con mil argumentos de esta índole Eloísa continuó sin que pudiera apartarme de mi locura (el querer casarme con ella) y no pudiendo soportar ofenderme, estalló en lágrimas y acabó con estas palabras: “Sólo queda una cosa: en la ruina de ambos, la aflicción no sería menor que el amor que la precedió”.
Continúa la historia....
Una noche, habiendo sobornado a mi sirviente (escribió Abelardo) me atacaron mientras dormía, y se vengaron de mí de una forma tan cruel e irreparable como vil y vergonzosa.
El tío de Eloísa y sus atacantes convirtieron a Abelardo en un eunuco.
Abelardo, lejos de rebelarse contra el suceso, lo ve como un castigo divino justo y escribe...
Medité sobre mis esperanzas y mi gloria arruinadas, y vi que en virtud del justo juicio de Dios fui castigado allí donde más había pecado y que Fulbert (el tío de Eloísa) había vengado justamente la traición con traición.
Abelardo, avergonzado, entro en la abadía de Saint Denis y le pidió a Eloísa que ingresase en el convento de Argenteuil. Eloísa accedió....
Pasaron diez años de silencio cuando en la abadía donde estaba Abelardo se recibió una carta (de Eloísa).
En el sobre se podía leer: A su maestro, o más bien a un padre, a su marido, o más bien a un hermano, su doncella o, mejor, su hija, su esposa o, mejor, su hermana, a Abelardo, Eloísa.
(CARTA DE ELOÍSA) Y en el interior se leía: Tú sabes, amado mío, cuánto he perdido en ti, y qué infame acto de traición me robó a ti y a mi misma al mismo tiempo...El amor se tornó en locura y acabó con la esperanza de lo que era su única aspiración, cuando yo, obedientemente, mudé mi traje y con él mi corazón para demostrar que tú eras el único dueño de mi cuerpo, así como de mi espíritu. Dios sabe que en ti sólo te busqué a ti mismo, que simplemente te desee a ti y no lo que era tuyo. No pedí un contrato matrimonial, no perseguí ninguna dote; no me he esforzado por satisfacer mi gusto y mis deseos, sino los tuyos. Y si el nombre de esposa parecía más sagrado o más poderoso, para mí siempre fue más dulce la palabra amiga, o incluso (¡no te enfades!) concubina o ramera; pues cuanto más me rebajaba ante ti, más esperaba ganar tu favor y menos dañaría la gloria de tu fama.
Pongo a Dios por testigo que hubiese preferido ser tu mujerzuela antes que la esposa de cualquier emperador ¿Es que nunca has podido entenderlo?
Dime, entonces, una cosa: ¿Por qué, después de nuestra conversión, ordenada por ti mismo, caí en el olvido, para no volver a recibir el aliento de tus palabras o tus cartas? Dímelo, te pido, si puedes, o diré yo lo que creo y lo que todos sospechan: el deseo, más que la amistad, fue lo que te atrajo hacia mí; el placer, más que el amor. Esto, amado, no es tanto mi opinión como la opinión de todos...
Cuando era poco más que una niña tomé los estrictos votos de monja, no por piedad, sino cumpliendo tu mandato. Si no merezco nada de ti (ni tan siquiera una palabra) ¡qué vano me parecerá mi sacrificio! No puedo esperar recompensa de Dios, pues no he hecho nada por amor a Él... Dios sabe, si me lo hubieras ordenado, no habría dudado en seguirte o precederte al fuego de las llamas. Pues mi corazón no está conmigo sino contigo.
¿Cuál fue la respuesta de Abelardo? Una carta dirigida “A Eloísa, su amada hermana en Cristo, Abelardo, su hermano en el Mismo”...
He compuesto esta plegaria que te envío:
“Oh, Dios, que formaste a la mujer del costado del hombre y sancionaste el sacramento del matrimonio; que conferiste a mi debilidad un remedio para su incontinencia; no desprecies las plegarias de tu sirvienta y las plegarias que desgrano por mis pecados y los de mi amada. Perdona nuestros grandes pecados y que la atrocidad de nuestras faltas encuentre la grandeza de tu gracia inefable. Castiga a los culpables en el presente; perdónalos, en el futuro. Tú os has unido, Señor, y nos has separado, según tu voluntad. Ahora termina con suma misericordia lo que has empezado misericordiosamente, y une para siempre en el cielo a los que has separado en este mundo, tú, que eres nuestra esperanza, nuestro alimento, nuestra confianza, nuestro consuelo. Bendito sea el Señor. Amén.
Adiós en Cristo, esposa de Cristo; en Cristo adiós y vive en Cristo. Amén””.

CUESTIONARIO
1. Haz un resumen (5/7 líneas como mucho) de la historia.
2. ¿Qué es lo que te parece incorrecto de la conducta de Abelardo? ¿Qué es lo que te parece correcto?
3. ¿Qué es lo que te parece incorrecto de la conducta de Eloísa? ¿Qué es lo que te parece correcto?
4. ¿Piensas que de esta historia se puede extraer alguna enseñanza? ¿Cuál?
5. ¿Qué piensas acerca del sacrificio que hizo Eloísa cuando se negó a aceptar el matrimonio con Abelardo?
Reflexiona un poco acerca de la frase que dice Eloísa: “Sólo queda una cosa: en la ruina de ambos, la aflicción no será menor que el amor que la precedió”.
6. ¿Crees que en toda relación de pareja debe haber dolor? Explica la respuesta.
7. ¿Crees que el dolor es recíproco entre los individuos que componen la pareja? Explica la respuesta.
8. ¿Consideras que tanto el hombre como la mujer tienen la misma capacidad para producir dolor? Explica la respuesta.
9. ¿Quién consideras que tiene más capacidad para comprender y soportar el dolor que conlleva una relación, la mujer o el hombre? Explica la respuesta.
10. ¿Crees que Eloísa podía actuar de una manera distinta a cómo lo hizo? O por el contrario piensas que dadas las circunstancias: estar enamorada, su familia, la sociedad en la que vivía, etc., no pudo actuar de otro modo?
Vuelve a leer atentamente la carta de Eloísa
11. ¿Consideras que el amor es un sentimiento que, como dice Eloísa, puede conducir a una persona a la locura? ¿Por qué?
12. ¿Crees que el amor puede anular la personalidad de la mujer? ¿Por qué?
13. ¿Consideras que sigue enamorada de Abelardo? ¿Te parece razonable? ¿Por qué?
14. ¿Crees que Eloísa tiene razón cuando le dice a Abelardo que, en el fondo, nunca ha entendido lo que ella sentía realmente por él?
15. ¿Crees que las mujeres y los hombres son tan distintos que ellos nunca pueden terminar de comprender los sentimientos de una mujer? ¿Por qué?
16. ¿Crees que al hombre le mueve más el deseo y el placer que el auténtico amor?
17. ¿Es preferible ser considerada la "mujerzuela" de un hombre por amor, que la "esposa" de un hombre por interés?
18. Medita bien tu respuesta: ¿QUÉ ES LO QUE NUNCA HUBIESES HECHO TÚ DE HABER SIDO ELOÍSA? ¿Por qué?
19. Medita bien tu respuesta: ¿QUÉ ES LO QUE NUNCA HUBIESES HECHO TÚ DE HABER SIDO ABELARDO? ¿Por qué?
Olvida la carta y la historia, y contesta a las siguientes cuestiones
20. ¿Consideras que las mujeres y los hombres sienten de distinta manera? ¿Por qué?
21. Piensa en todas aquellas cosas que haces cotidianamente y que los hombres/mujeres con los que te has relacionado (maridos/esposas, parejas, hermanos/hermanas, padres,...) podrían hacer y no hacen por voluntad propia. Si todas esas actividades representan el 100%, ¿cuántas hace una mujer? y ¿cuántas hacen los hombres? ¿Por qué crees que ocurre?
22. Puntúa de 0 a 10 los siguientes valores: el primero, para la mujer y el segundo, para el hombre. Debes dar, por tanto, dos valores sucesivos, según consideres que los conceptos se adecuan más a las mujeres o a los hombres.
Sensibilidad: / ; Pasión: / ; Fuerza: / ; Equilibrio: / ; Comprensión: / ; Protección: / ; Organización: / ; Reflexión: / ; Sumisión: / ; Dominio: / ; Solidaridad: /
Sinceridad: / ; Carácter: / ; Conformismo: /; ;; Violencia: / ; Sexo: / ; Exhibicionismo: / ; Pasividad: / ; Sentimientos: / ; Inteligencia: / ; Miedo: / ; Valentía: / ; Saber escuchar: / ; Necesitar ser escuchado: / ; Hogar: /
Gritos: / ; Golpes: / ; Compromiso: / ; Razonamiento: /
Trabajo: / ; Seguridad: / Cocina: / ; Ruido: / ; Poder: /
23. MEDITA MUY BIEN ESTA RESPUESTA: ¿Crees que si fueses un hombre/mujer habrías dado las mismas respuestas que has dado en la pregunta anterior (22)? ¿Por qué?
24. Elige 3 conceptos que consideres muy importantes, para las mujeres en sus relaciones con los hombres.
25. Elige 3 conceptos que consideres muy importantes para los hombres en sus relaciones con las mujeres.
Volvamos a la historia de Abelardo y Eloísa
26. ¿Te gusta el final de la historia? Si no es así, escribe un nuevo final.

Introducción

Esto es un blog sobre violencia doméstica, cuyo propósito, no es otro que establecer un foro de discusión y de ayuda a todas aquellas personas que son víctimas de malos tratos. Pero quiero decirles que, ante todo, va a ser un espacio en el que hablaremos de valores, de modos de ser y de sentir que nos va a permitir abordar el fenómeno de la violencia doméstica desde una perspectiva completamente distinta al uso, a saber: como fenómeno cultural.

A modo de ejemplo:
Según los informes del Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia, las agresiones, por ejemplo, han crecido en España un 144,95 % entre el 2000 y el 2004. Aun cuando haya aumento de denuncias, estamos hablando de 74.144 mujeres maltratadas en 2004. Según el Informe del Lobby Europeo de Mujeres, relativo a la aplicación por la Unión Europea de la plataforma de acción de Pekín, en la Unión Europea, al menos una de cada cinco mujeres es maltratada por su pareja (20% mínimo) Y, como culminación, miremos al Atlas del Estado de la mujer en el mundo, realizado por Joni Seager y publicado por Akal: 25% en Noruega, 27% en Canadá, 28% en EEUU, 49% en Guatemala, 35% en Brasil, 80% en Pakistán, 43% en Sudáfrica, 59% en Japón, etc.
¿Creen, de verdad, que el problema de la violencia doméstica es algo que atañe únicamente a la esfera privada (familia) de los individuos? ¿Siguen pensando a pesar de los datos mencionados, que no están implicadas condiciones más complejas que hunden sus raíces en la sociedad y en la cultura? De este modo, a lo largo de este libro vamos a intentar dar respuestas interrelacionadas acerca del fenómeno de la violencia doméstica, pero teniendo en cuenta en todo momento, que dichas respuestas sólo se pueden alcanzar a través del contexto que la hace significativa.
A partir de este momento tenemos dos alternativas:
- Considerarlo como un problema que hunde sus raíces en las características individuales de aquellas personas que lo sufren. Que de hecho es lo que se está haciendo.
- Considerarlo como un problema que tiene que ver con, digamos por ahora de un modo muy ambiguo, la sociedad, la cultura o fenómenos tan difusos como la religión, el machismo, etc.
Nuestra posición será la de afirmar la segunda alternativa, pero como contexto para comprender la primera. Es decir, la dimensión individual del problema no puede soslayarse, pero si nos quedamos sólo en ella, el problema quedará sin posibles soluciones, en el caso de que las hubiere y se quisiesen llevar a cabo.
¿Por qué esta última precisión? Porque en los últimos cinco años, en los que investigué el problema de la violencia doméstica, he podido concluir que las víctimas de malos tratos son un precio que hay que pagar por sostener un modelo de vida (como las víctimas del racismo, o las víctimas del capitalismo; o las víctimas de los delitos medioambientales, etc.), y por eso no hay una intención real por parte de las instituciones autonómicas, nacionales e internacionales para afrontar y solucionar los problemas que conlleva ser mujer en este mundo.
Es cierto que se ha legislado mucho y no digo que mal. ¿Pero es suficiente? Las leyes persiguen conductas, pero no modifican las causas de dichas conductas.
¿Dónde radican esas causas?
En la propia estructura que posibilita el espacio de relaciones entre las mujeres y los hombres, el ámbito de lo doméstico o lo que es lo mismo, la familia complementaria, entendida como el lugar donde los individuos se tornan sujetos socialmente hábiles. Donde todos aprendemos y aprehendemos esas habilidades necesarias para comunicarnos con los demás que son como nosotros.
Y aquí aparece por primera vez la idea de complementariedad, un concepto que hace referencia a los modos de pensarnos y sentirnos (ethos) en el interior de las relaciones domésticas y, por tanto, el núcleo central para entender la violencia doméstica como un fenómeno cultural.
Hablaremos y discutiremos mucho, si quieren, acerca de la complementariedad. Analizaremos las conductas individuales en el interior de modelos que permitan comprender este concepto como contexto estructural desde el que interpretar las relaciones entre hombres y mujeres, a partir de ahora: masculino>femenino>masculino…
Nos centraremos en qué es esperable y deseable para las mujeres con respecto a los hombres y para los hombres con respecto a las mujeres. Pero esto lo vamos a hacer asimétricamente, porque nos situaremos en las mujeres exclusivamente. ¿Por qué? La respuesta es muy clara, porque ellas son las víctimas, y esto es un blog acerca de las víctimas, de los efectos colaterales de un mundo complementario que tiene sus orígenes en dos momentos temporalmente identificables:
1. La emergencia de los clanes.
2. La concepción del amor cortés.

Ya hemos dado un paso más, más profundo de lo que pensamos, y desde aquí vamos a introducirnos (caer) en el mundo de los mitos, en el universo arcaico y contemporáneo de las narraciones que tienen que ser pensadas como estructuras y, cómo tales, como contextos significativos de nuestras conductas. Por eso, los experimentos llevados a cabo durante cinco años con mujeres han sido construidos a partir de retazos mitológicos comunes. Y a través de ellos se pueden escuchar las voces genéticas del pasado confundidas con las voces presentes del ahora. En una comunidad que es, como veremos, universal y atemporal, un continuo entramado de valores que nos vinculan a nuestros orígenes como humanos (síndrome del clan), y como occidentales (síndrome de Eloísa).
Pero, asimismo, con este blog deseamos que las personas que lo visiten puedan contestar a preguntas tales como:
1. ¿Por qué las mujeres víctimas de maltrato sólo reconocen el maltrato físico?
2. ¿Por qué afirman que cuando no les pega, su pareja tiene una conducta, que podríamos señalar, ideal (lo que se espera de una pareja que te quiere), con respecto a ellas?
3. ¿Por qué soportan la situación de maltrato a lo largo de muchísimos años.
Etc.
Ahora bien, sólo podremos comprender el tipo de situaciones que se esconden tras estas preguntas, si somos capaces de entender qué significa ser mujer en el interior de una comunidad humana, para lo que tendremos que adentrarnos en el universo de la familia como contexto significativo de las interacciones entre mujeres (madre, esposa, pareja, etc.) y hombres (padre, esposo, pareja, etc.), por lo que tendremos que centrarnos en aspectos tales como:
1. La dimensión pública de la familia o su función en el entramado sociocultural.
2. El papel que juega la mujer en su seno.
3 La importancia emocional del amor a la hora de conformar las relaciones de pareja.
Etc.
Pero no se nos debe pasar por alto, que todos estos objetivos sólo pueden ser abarcados desde la cultura, es decir, desde el entramado estructural que conforma el modo-de-ser femenino en relación con el modo-de-ser masculino, por lo que, en última instancia, deberemos construir un modelo explicativo desde el que podamos responder a cuestiones tales como:
1. Las causas estructurales (complementariedad) que producen la violencia doméstica.
2. El aprehendizaje de dichas estructuras.
3. Los mecanismos estructurales que pueden permitir modificaciones en el sistema de valores emocionales, que subyacen a dicho fenómeno, de tal manera que podamos sustituir la estructura de complementariedad desde la que se conforman las relaciones masculino>femenino>masculino... y por otra que sea de reciprocidad.
Etc.
Reconstrucción de una conversación con una víctima de malos tratos que no “sabe” que lo es. (Cualquier parecido con la realidad no es pura coincidencia)
Nada de lo que te dicen, si es que alguien te lo dice, te sirve.
Nadie entiende realmente lo que te ocurre, y siempre sucede lo mismo, te critican, te dicen “que no te quiere”, “que te insulta”, “que te humilla”…y tantas cosas por el estilo. “Es muy fácil hablar desde fuera”.
Sí, lo que dices es cierto. Pero también sabes que algo no está funcionando en tus relaciones.
Algo no está marchando como debería ir y cada día que pasa te sientes con menos fuerzas para entenderlo, por eso cada vez hablas menos de ello, e incluso lo piensas menos. A fin de cuentas sólo ocurre de tarde en tarde, y cuando sucede tú sabes que es porque ha tenido un mal día. Porque él te quiere y sabes que lo que te dice y te hace no lo siente de verdad. Te lo ha dicho muchas veces, y si no lo ha hecho todavía, no te preocupes: ¡lo hará!
- “Lo siento mucho, es que hoy he tenido un mal día en el trabajo… Eso de que sólo sirves para follar no lo sentía de verdad”.
Y tú sabes que es así ¿no es cierto?
A fin de cuentas eres licenciada, trabajas en un hospital desde hace mucho tiempo, y nunca han puesto en tela de juicio tu valía.
Por eso lo disculpas, sus palabras han sido producto de un calentón: “cualquiera puede tener un mal día”. Y cuando eso ocurre se suelen decir y hacer cosas que no sentimos ni pensamos.
Os queréis mucho. No hay más que veros todos los días. Son ya siete años de novios y acabáis de solicitar una hipoteca para compraros una casa e iros a vivir juntos. Todo el mundo lo dice: “Estáis hechos el uno para el otro”.
¿A qué viene entonces, tanto problema por tu parte?
Estás exagerando y viendo tormentas donde sólo hay algunas nubes. No pasa nada. Es normal que las parejas pasen por malas rachas, pero recuerda que esos malos momentos fortalecen a la pareja, porque si hay amor verdadero, éste siempre sale adelante.
Él te quiere, muchísimo. ¿No recuerdas lo que te dijo?: “Si no es por mí estarías sola. ¿Quién va a querer cargar con alguien como tú?
No debes ser egoísta
. Es tu hombre, tu pareja, el padre de tus hijos, la persona con la que vas a compartir el resto de tu vida. Y si a veces tiene “un mal pronto” y se le escapa algún insulto o alguna bofetada, ayúdalo en vez de condenarlo. ¿O es que tú no cometes errores?”
A fin de cuenats ya sabes como funciona esto: ¿Hasta que la muerte nos separe?".